Estoy seguro que a más de uno de vosotros os ha pasado. Estáis por algún lugar perdido del mundo haciendo fotos. Llega otro fotógrafo/a. Empezáis a hablar… ¡Qué bonito paisaje! ¡Si qué hay que levantarse temprano! Ohh… ¿usas una cámara X? Y ahí ha empezado. A partir de ese momento se nos olvida el paisaje, se nos olvida el motivo que estábamos fotografiando, y podemos entrar en una discusión sobre si la marca X mola mucho más que la marca Y o si la óptica Z es más nítida que la V, durante horas, ignorando completamente la belleza de lo que tenemos a nuestro alrededor. Muchas veces me pregunto si cuando dos pintores se encuentran, hablan todo el rato sobre pinceles.

Amanece en Val d'Arán

Amanece en Val d’Arán [Canon 5D Mark II con Canon 70–200f4L IS. Toma sacada a IS0100, f11 y 5 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Algo parecido a lo anterior le pasó a nuestro autor, CJ Chilvers. Caminando con un amigo por un hermoso paisaje natural, se encontraron con otros fotógrafos y empezaron a discutir sobre cámaras. Durante dicha conversación, Chilvers decidió que la situación era ridícula. Dejó de hablar de cámaras y se puso hablar de fotos, que en teoría era lo importante. La cámara era una simple herramienta para conseguir lo que buscamos, expresar algo a través de una fotografía.

A partir de esa reflexión decidió cambiar su aproximación a la fotografía. En vez de fotografiar con el mejor equipo posible, lo vendería y compraría lo que muchos fotógrafos ni consideran como equipo mínimo para molestarse hacer una foto. Esto le permitía varias cosas, por un lado centrarse en lo que realmente le importaba, las fotos, y por otro lado escapar de las miradas de otros fotógrafos, más preocupados por el equipo que por la foto. Esto le evitaba entrar en conversaciones como la narrada anteriormente. Después de todo, ¿por qué iban a molestarse en hablar con él? ¡Teniendo esa cámara seguro que no era un buen fotógrafo! De ahí el título de su libro: A Lesser Photographer.

Pero antes del libro decidió narrar un poco su experiencia a través del blog A Lesser Photographer. El libro en sí no es más que una recopilación de varios de sus artículos en dicho blog sobre su experiencia y liberación al escapar de la trampa en que nos meten los fabricantes de fotografía, haciéndonos creer que si no tenemos lo último de lo último no seremos capaces de hacer buenas fotos (sí, puede sonar un poco irónico que lo diga yo… pero como creo, una nueva tecnología te va a abrir nuevas posibilidades fotográficas, pero desde luego, no va a conseguir que mejores como fotógrafo).

Una interesante lectura, donde todo lo que te han contado hasta el momento, incitándote a que cada vez seas más profesional, reflejándose esto a través de tu equipo a la última y el más caro de todos, no te tiene por que llevar a convertir en un profesional, o peor aún, a disfrutar más de la fotografía. Y ya no hablemos de mejorar como fotógrafo/a.

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