intermedia

Esto es un pequeña reflexión sobre mi estilo (si lo podemos llamar así) de fotografía personal. Probablemente incluso podemos decir que el artículo es irrelevante, por que a lo mejor de aquí a unos años cambio totalmente de opinión y dejo de lado las focales intermedias y me vuelvo a hacia los grandes angulares o más tele incluso. Pero desde hace algún tiempo suelo disparar teniendo a focales más “intermedias”, empezando desde los 30 hasta los 100 y poco. Mientras mis compañeros de aventuras fotográficas están como locos con sus 14–24 haciendo fotos, yo siento la necesidad de irme a la mochila y cambiar mi 17–40 por mi 70–200 en algún momento de la sesión fotográfica.

Yo como todo hijo de vecino cuando empezó mi interés por la fotografía de paisaje queriendo tener el mayor angular posible. Creo que después de un objetivo todo terreno y un 50mm, la primera lenta que compré fue un Tokina 11–16mm (de aquella época tenía un ASP-C). A día de hoy tanto el objetivo todoterreno como el Tokina ya fueron vendidos de segunda mano. Sigue conmigo el 50mm, que por lo que me costó, creo que es la lente que más beneficios por euro me ha dado.

Al principio, cuando cambié a full-frame hace unos años, pensaba que el hecho de que ahora todas mis lentes eran más ángulares que antes me hacía recurrir más al 70–200. Ahora mismo tengo otra teoría al respecto. Cuando uno está fotografiando una montaña o edificio o cualquier otra cosa grande al fondo, muchas veces al poner el gran angular esos elementos distantes quedan increíblemente pequeños, y mientras estoy en el sitio tengo la sensación de que no les estoy dando la importancia necesaria que se merecen en la imagen.

Pongamos un ejemplo, la siguiente foto fue hecha en la playa de Valdearenas en Cantabria. Cuando estaba haciendo esa foto lo que me llamaba la atención eran los acantilados que veía detrás. La roca que está en primer plano ayuda en la composición, pero si hubiese tomado dicha foto con un gran angular en vez de con mi 70–200mm (Lightroom me dice que la lente la tenía puesta a 100mm), esos acantilados serían muchísimo más pequeños de lo que se ven en la imagen.

Anochece en Valdearenas

Gris atardecer en la Costa Quebrada [Canon 5D Mark II con Canon 70–200f4L IS. Toma sacada a IS0100, f16 y 5 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2015.

Otro ejemplo para ilustrar este artículo podría ser esta foto de los Cuernos del Paine. Esta foto está hecha con ese 50mm del que os hablaba antes. La foto dividida claramente en dos partes, en una donde vemos las consecuencias del terrible incendio que destruyó gran parte de la vegetación del parque natural de Torres del Paine hace unos años y un tercio de la imagen donde vemos claramente los Cuernos del Paine, unas majestuosas montañas que claramente dan impresión de lo grandes que son en la foto.

Después del fuego en los Cuernos del Paine

Después del fuego en los Cuernos del Paine [Canon 5D Mark II con Canon EF 50mm f/1.8 II. Toma sacada a IS0100, f14 y 1/6 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2013.

Por supuesto, esto no quiere decir que no use grandes angulares, muchas veces es la única forma de meter todo en la imagen, otras veces es la única forma de destacar el primer plano como lo más relevante, otras veces tenemos un cielo tan espectacular que realmente es lo más importante de la imagen, que queden las montaña pequeñas en el encuadre, es simplemente para indicar donde hemos hecho la foto.

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