Cuando empecé a disfrutar de este libro de Eugène Atget tenía una duda en mi mente, ¿haber estado en París solamente una vez en mi vida y básicamente ir del aeropuerto al lugar de trabajo para después volver al aeropuerto y solamente haber visto la Torre Eiffel a lo lejos me dejará apreciar correctamente el libro? La duda sigue ahí, y supongo que si alguna vez vuelvo a París con calma tendré que volver a revisitar este más que interesante y histórico libro.
Eugène Atget es un fotógrafo francés que murió a principios del siglo pasado (Libourne 1857 – París 1927) y cuyo trabajo tengo que reconocer que no conocía mucho. Este curioso fotógrafo francés tiene un, más que extenso, trabajo documental del París de finales del siglo XIX y principios del XX, principalmente centrado en lo que se conocía en la época como viejo París, el París que escapaba la tendencia de demoler edificios antiguos para dar cabida al modernismo.
Atget meticulosamente fue fotografiando cada una de estas calles, intentando hacer un trabajo documental de lo que era París en aquella época para preservarlo para la eternidad. Para ello empleaba una cámara de fuelle que usaba placas de 18 x 24 cm. Debido a las soluciones químicas de la época sus exposiciones rondaban los segundos, lo cual en grandes ocasiones hacía que las calles que fotografiaba apareciesen desiertas, dando un aspecto surrealista a su fotografía que fue muy apreciado por los seguidores de ese movimiento artístico.
Este libro nace de un proyecto de exhibir el trabajo de Atget en 4 ciudades distintas: Madrid, París, Rotterdam y Sidney a principios de esta década. En el libro se nos narra la importancia de Atget para la fotografía, principalmente centrado en el aspecto documental de la misma. Obviamente la vida de Atget y sus preocupaciones de documentar el París donde vivió y veía desaparecer también es introducida. Y la complicación de exponer un trabajo tan antiguo y delicado como el de Atget también es explicada.
En las 343 páginas del libro nos podemos hacer una idea del mastodóntico trabajo de Atget. Obviamente estamos viendo una pequeña porción de las más de 10.000 fotografías que dejó el autor, centradas en mostrarnos los negocios y tiendas de aquella época en París, sus antiguas calles y interiores de algunos edificios.
Tengo que comentar que me gustó mucho la explicación al final del libro sobre como su obra fue restaurada y las implicaciones de exponerla. Las placas del trabajo de Atget están compuestas de unos productos químicos tan delicados en la actualidad que su exposición requiere unas condiciones de temperatura, humedad y niveles de luz delicados, si no se quiere que se destruyan en el proceso. Según indican en el libro, después de haberlas expuestas en estas 4 ciudades, se estima que la obra expuesta requerirá 10 años de descanso en oscuridad antes de que el público pueda volver a disfrutarla.
Tengo que agradecer a Pedro que me prestase el libro para yo poder disfrutar de él durante una breve semana.