Fotografiando

Praia dos Três Irmãos

El pasado megapuente de principios de diciembre, dos amigos más yo nos fuimos hasta la costa sur de Portugal, en la zona del Algarve. No es cuando habitualmente la gente va ahí, la mayor parte del público suele ir hacia el verano, buscando esas preciosas playas que tienen para desconectar de la monotonía del día a día. En diciembre el tiempo no acompaña para ir a la playa a disfrutar de ella de la forma “típica”, pero es ideal para las personas interesadas en fotografía de paisaje. Las playas suelen estar vacías de gente, aunque bueno, en esta zona, según la playa, seguían estando bastante llenas de amantes del surf. No hay boyas para marcar las zonas de baño y de embarcaciones molestando. Curiosos que se ponen a tú lado a ver lo que haces, etc…

Un par de días antes habíamos visitado la playa, no teníamos claro si era más ideal de amanecer que de atardecer (al final resultó de atardecer). Mientras visitábamos brevemente la zona tuve la impresión de que podíamos estar ante una de las playas más singulares de toda la zona. La caprichosa erosión del mar había creado agujeros en todas las esquinas de las rocas, creando arcos y otras caprichosas formas.

De todas formas, esos caprichosos arcos que tenía pensado fotografiar no es el motivo de esta fotografía. Como siempre, aunque uno vaya a un sitio con una idea, en fotografía de paisaje lo mejor es dejarse llevar por lo que uno ve en ese momento, las condiciones meteorológicas son caprichosas, cambiando el aspecto visual de algo día tras día… lo que precisamente hace divertido este tipo de fotografía. Una vez en la playa, el sol poniéndose detrás de esa capa nubes, dando ese contraste entre azules y amarillos no paraba de llamarme la atención. Tomando como base estas tres enormes formaciones rocosas, que tal vez sean las que dan nombre a la playa, coloqué el sol entre ellas algo a la derecha de la imagen. Al estar detrás de las nubes, me lo difuminaba lo suficiente para no tener subexponer mucho la imagen y perder detalle en las formaciones rocosas. Un polarizador y un par de filtros ND (uno de 2 pasos y otro de 3) cerraban el tema, dándome 1 segundo de tiempo de exposición para dar dinamismo a la marea que subía.

Anoitece na Praia dos Três Irmãos

Anoitece na Praia dos Três Irmãos [Sony A7 II con Canon 17-40f4 L. Foto sacada a ISO100, f13 y 1,3 segundos de tiempo de exposición. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2016.

Para estas fotos suelo ir con unas botas de agua… pero como siempre pasa que juego a esto en el Atlántico, el pantalón quedó mojado… lo único, es que la mayor parte de las veces los calcetines no se mojan (la bota me queda algo apretada en el gemelo y es difícil que el agua baje hacia abajo), lo cual hace cómoda después la conducción de vuelta a casa con el calcetín seco dentro del zapato.

Paseando por el Montseny

Como es habitual todos los años, el primer o segundo fin de semana de noviembre, todo/as los/as fotógrafos/as de la provincia de Barcelona suben corriendo a ver si pillan algo de color de otoño en el Montseny. Habitualmente lo suelo ver como mi última oportunidad de pillar algo de color en los árboles antes de tener que esperar a que llegue la primavera y estos empiecen a sacar ese color verde radiante.

Cuando subimos de noche hasta la zona de Santa Fé desde Sant Celoni nos esperamos lo peor. Ya sabíamos que este otoño no estaba siendo bueno y no esperábamos un gran color. Es más, incluso temíamos que llegaríamos muy temprano. Pero el viento fuerte que hizo toda la noche, junto con la lluvia que calló, incluso nos hizo temer mucho más, la carretera de subida era una alfombra de hojas y ramas que en una ocasión nos tuvimos que bajar del coche para apartarlas del camino. Cuando llegamos arriba pensábamos que no tendríamos ni una hoja en los árboles.

El hayedo del Montseny es complicado de fotografiar, sus hayas son altas y jóvenes, muy pegadas entre ellas, lo cual hace la composición un ejercicio complicado, especialmente cuando la naturaleza no quiere colaborar con nosotros con lago de niebla. Por ese motivo muchos nos pegamos al rio esperando a que este nos ayude a simplificar la composición.

Y fue en el rio donde hice la foto de esa mañana que conservo. En una zona más protegida del viento donde los árboles aún conservaban sus hojas, y con un montón de otras hojas moviéndose por los estanques naturales que forma el rio en esa zona, me puse a buscar composiciones dando el siguiente resultado:

Paseando por el Montseny

Amanece en el Estany Negre [Sony A7 II con Canon 17-40f4 L. Foto sacada a ISO100, f11 y 13 segundos de tiempo de exposición. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2016.

Debí estar como una media hora ahí, sobretodo intentando evitar que algo del cielo saliese en la foto, lo cual es irónico, por que la foto que he decidido conservar precisamente tiene una gran parte de la imagen donde se puede ver ese cielo gris que amenazaba con lluvia. Me ayudé un poco de ese tronco de haya para compensar una zona tan blanca en la imagen y un filtro degradado de transición suave de 3 pasos para oscurecer un poco más esa zona. Creo que la imagen consigue fijar la vista en los dos elementos que consideré principales, las hojas moviéndose en el rio más esa rama que sale de la esquina superior izquierda de la imagen.

Amanecer en el Estany Negre

A principios del mes de octubre mi amigo Alex me dijo de subir hasta el Refugio de Josep María Blanc, en el Parque Nacional de Sant Maurici i Aigüestortes, en Lleida. La idea era pasar allí el fin de semana antes de que empezase la temporada de otoño, la cual nos llevaría a otras zonas no tan altas con árboles de hoja caduca.

No nos informamos mucho antes de subir y la idea que llevábamos en mente, la de usar el Estany Tort de Peguera o el Estany Trullo como primeros planos la tuvimos que desechar rápidamente. Estaban reparando la persa de ambos estanques y no tenían ni gota de agua.

Subimos un poco más arriba para ver como estaba el Estany Negre. Probablemente debido a lo poco que ha llovido este año y la poca nieve que cayó en el invierno, el estany no estaba tan lleno como siempre, lo cual permitía andar por su orilla. Así que decidimos usarlo como lugar principal para nuestras fotos durante el fin de semana… un fin de semana que prácticamente no vimos ni una nube.

Nos levantamos antes del amanecer el domingo, lo cual probablemente hizo que más de uno o una en el refugio donde dormíamos se acordase de nuestra familia y nos fuimos hasta el Estany Negre, a una localización que ya teníamos mirada el día anterior. No teníamos nube hacia las las montañas que esperábamos que pillasen color, pero no sabíamos mucho por donde iba a salir el sol, un montículo nos tapaba la visión.

Cuándo llegamos parecía que ya había una luz rara sobre las montañas, lo cual nos ponía nerviosos sobre que sí que se iban a iluminar. Pero después empezaron a perder relevancia cada vez que había más luz en el ambiente, todavía no había amanecido, pero esto que ya he observado en otras ocasiones, no deja de poner nervioso a uno ¿se iluminarán? ¿no se iluminarán?

Puntuales como un reloj, al minuto exacto que sabíamos que el sol superaría el horizonte, el piquito de la montaña se empieza a poner rojo… unos breves minutos después, esta sería mi fotografía que refleja ese momento:

Amanece en el Estany Negre

Amanece en el Estany Negre [Sony A7 II con Canon 17-40f4 L. Foto sacada a ISO100, f13 y 1/6 de segundo de tiempo de exposición. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2016.

A parte de una buena fotografía, ese viaje me recordó que debería recuperar algo mi forma… ya había hecho esa ruta en el pasado, pero de esta vez la bajada terminó con mis piernas, menos mal que conducía Alex.

El pasado puente del 1 de noviembre estuve con unos amigos dando vueltas por el maravilloso parque natural de Ordesa – Monte Perdido, un paraíso natural que si no habéis visitado, no sé a que estáis esperando.

El tercer día de ese viaje lo dedicamos a buscar oportunidades fotográficas alrededor de la Pardina del Señor y Añisclo. Era un día sin una nube en el cielo, lo cual no suele ser precisamente las mejores condiciones para fotografiar bosque, aun así nos íbamos entreteniendo en cada esquina que nos parábamos.

Ya era por la tarde y había que tomar una decisión… continuar bajando la carretera hacia Sarvisé, donde íbamos parando a cada curva haciendo fotografías a las laderas iluminadas por las últimas horas de sol o regresar corriendo a una posible foto de atardecer del Monte Perdido.

La decisión final fue sacrificar la puesta de sol. Esas laderas daban mucho juego y en cada sitio que parábamos teníamos la sensación de conseguir mejores fotos que en el anterior, hasta que todo quedó en sombra. Después de continuar haciendo alguna foto a grupos de árboles con mezcla de colores interesantes, metemos todo en el maletero y volvemos camino a Broto, el pueblo donde estábamos durmiendo.

Pero el día aun nos tenía preparada una sorpresa, casi llegando a Sarvisé, mi compañero de aventuras me dice que pare y de la vuelta. A riesgo de recibir una buena colleja obedezco y aparco al lado de la entrada de un camino agrícola. Corriendo sacamos de nuevo las cosas del maletero y desde la propia carretera, mirando que no bajase ningún coche muy deprisa, empezamos a fotografiar estas montañas con las últimas luces del día, las cuales no tenemos muy claro como se llaman, pero desde luego estaban al lado, o tal vez en el mismo, parque natural de Ordesa.

Bonita despedida para un buen día

Bonita despedida para un buen día [Sony A7 II con Canon 70-200f4 IS L. Foto sacada a ISO100, f11 y 0,4 segundos de tiempo de exposición. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2016.

Ya cuando hice la fotografía sabía que iba a tener que recortarla. No había tiempo a buscar una mejor localización dado que las luces duraron unos breves minutos, así que los árboles que teníamos en primer plano iban a tener que desaparecer de una forma o otra. El resultado panorámico tengo que decir que me gusta mucho. La foto fue siemplemente editada en Adobe Lightroom.

Antes de empezar con este artículo quiero dejar claro que esto no es un análisis de la cámara. Ni por asombro podría ser esto una análisis. Si lo que andáis buscando es una página que os muestre todas las posibles fotos a diferentes ISOs, aperturas… y os comenté hasta la más mínima opción del menú, habéis llegado a mal sitio, no lo hago, ya hay páginas de sobra por ahí que hacen esas cosas. Estas son mis primeras impresiones con la cámara, y son unas escasas primeras impresiones, dado que solamente he podido disfrutar de la cámara durante un fin de semana. Hace ya más de una semana que la cámara fue devuelta a sus dueños y yo, triste, sin juguete.

Graffiti en la puerta

Graffiti en la puerta [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f6,5, 1/60s de tiempo de exposición y ISO 1250]. © David García Pérez 2015.

Y realmente mucho de lo que voy a contar aquí creo que se podría aplicar si cogiese otra cámara actual mirrorless… yo todavía sigo usando para mis fotos la veterana Canon 5D Mark II, que si la memoria no me falla, salió al mercado a finales del 2008. La tecnología ha avanzado y nos facilita la vida a la hora de hacer fotos.

Rebaixes

Rebaixes [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f8, 1/80s de tiempo de exposición y ISO 500]. © David García Pérez 2015.

El viernes por la tarde cogí la cámara, usando esta promoción de Olympus Test & Wow, donde te dejan durante 3 días la cámara para que juegues con ella. Te la prestan con uno de los nuevos objetivos pata negra de Olympus, el 12–40 f2,8, y el grip HLD–7. Llego a casa para comprobar que todo está bien y jugar un poco con la cámara antes de irme a cenar con un amigo que andaba de visita por Barcelona, mi gozo en un pozo, la batería estaba pelada… resignado pongo la batería a cargar y la empiezo a estudiar físicamente.

Zapatos y colores

Zapatos y colores [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f8, 1/25s de tiempo de exposición y ISO 1600]. © David García Pérez 2015.

La construcción de la cámara me gustó desde el principio. A pesar de ser pequeña, la empuñadura se adapta de forma perfecta a mi mano y los botones se alcanzan fácilmente con los dedos. Lo mismo se puede decir de la lente, tanto la rosca de zoom como la de enfoque son una delicia de usar. Eso sí, después de volver de cenar, y con la batería ya cargada, media hora perdí hasta que me di cuanta que el anillo de enfoque de la lente es también un “botón”, moviéndolo hacia el borde exterior de la lente, esta se pone en autoenfoque, moviéndolo hacia el interior de la lente, esta se pone en enfoque manual (me prestaron la cámara sin manuales, y no se me ocurrió mirar eso en el manual de lente, solamente miré el manual de la cámara on-line). Mientras la probaba en ese momento, tenía una pequeña duda si el botón de bloqueo de la exposición estaba muy para a dentro para mi gusto, pero a decir la verdad, durante el uso de estos dos días no me molestó para nada. Si no he contado mal en los menús, la cámara te deja tener unos 7 u 8 botones configurables, con dos de ellos que pueden cambiar su función según la posición que tengamos una palanquita al lado del botón de bloqueo de la exposición u enfoque. Realmente con dos días no te da tiempo a decidirte por una configuración para el día al día de la cámara. Para ello necesitaría más tiempo.

Reino de Aragón

Reino de Aragón [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f5, 1/25s de tiempo de exposición y ISO 1600]. © David García Pérez 2015.

El sábado me dediqué a utilizarla como utilizo mi cámara de forma habitual, es decir, sobre un trípode y haciendo fotografía de paisaje. La mayor ventaja que le vi en ese escenario era el focus peaking.

El domingo llegaría la prueba de fuego, para la cámara y en parte para mí. Ya hace algún tiempo que me planteo, si tuviese un equipo más ligero tal vez podría llevarlo constantemente conmigo para hacer fotos, o tal vez sea que he empezado el libro de Jay Maisel y no paro de pensar en todas las oportunidades fotográficas que estoy perdiendo por no tener siempre una cámara conmigo. El domingo me levanté, pillé la batería recién cargada de la cámara, tarjeta de memoria con más que espacio de sobras dentro de ella, y para la calle. El plan era sencillamente pasear todo el día por Barcelona mientras probaba la cámara.

Reflejos

Reflejos [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/80s de tiempo de exposición y ISO 200]. © David García Pérez 2015.

¡Oh dios mío! ¿Por qué siguen fabricando cámaras con visor óptico y espejo? El visor electrónico ha venido para quedarse, después de estos dos días estoy más que convencido de ello. En ningún momento observé en él nada de lo que siempre se dice de los visores electrónicos, que si retardo, que si refresco malo, etc… lo que observé es la herramienta más útil jamás hecha para los que hacen fotografía sin trípode.

El Born

El Born [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/10s de tiempo de exposición y ISO 1600]. © David García Pérez 2015.

No sé tamaño, pero desde luego el visor me pareció igual de grande que la de mi 5D Mark II, pero con muchas más ventajas, toda la información estaba ahí disponible, cualquier cosa que podemos ver en el liveview la podemos ver en el visor electrónico. Para mí las dos más importantes eran los indicadores de nivel electrónicos (¿cómo puedo ahora seguir viviendo sin estos y devuelta al nivel de burbujitas?) y el histograma.

El Born Centre Cultural

El Born Centre Cultural [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/500s de tiempo de exposición y ISO 200]. © David García Pérez 2015.

Bueno, el histograma cuando conseguí encontrar la opción de que lo que me mostrase tanto liveview como el visor electrónico fuese la exposición simulada, sino el histograma que muestra en vivo no vale para mucho, o yo al menos no entiendo para que vale. Me costó un pelín encontrarlo, más que nada por la diferencia de nomenclatura entre fabricantes (Canon lo llama “simulación de exposición” mientras que Olympus lo denomina “extender LiveView”). Pero una vez hecho, desde el visor electrónico y antes de pulsar el botón de disparo ya quedaba claro si la imagen iba a quedar quemada o no.

Ruinas en el Born Centre Cultural

Ruinas en el Born Centre Cultural [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/80s de tiempo de exposición y ISO 200]. © David García Pérez 2015.

Y para ir cerrando el tema del visor electrónico, un buen rato tardé en darme cuenta de que una vez hecha la foto, si lo tienes así configurado, te la muestra durante un segundo (depende de configuración ahí). Si además, le activas mostrar el histograma, verás durante un segundo ahí si todos los ajustes han dado el resultado buscado, sin necesidad de separar la cámara de nuestra cara para ver en la pantalla el histograma de la imagen. Parece mentira de que manera mecánica está programada esta acción en mi cerebro, a pesar de saber que iba obtener esta información a través del visor, la mitad de las veces siempre separaba la cámara de mi cara para ver la imagen en la pantalla.

Metal en el Born Centre Cultural

Metal en el Born Centre Cultural [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/400s de tiempo de exposición y ISO 200]. © David García Pérez 2015.

Y hablando de pantalla, esta es articulada (sí, ya advertí al principio que parecería un pelín anticuado en cuanto a características de cámaras digitales modernas, es decir, de hace unos 3 años en adelante). Resultó útil durante el paseo para hacer fotos a detalles sin tener yo que tomar con mi cuerpo posiciones complicadas. No me imagino con eso como cambiaría mi vida cuando hago macros.

Paseo invernal por la playa

Paseo invernal por la playa [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/640s de tiempo de exposición y ISO 200]. © David García Pérez 2015.

250 fotos más tarde, y casi a punto de llegar al momento álgido de la puesta de sol, la batería dijo adiós. Se había terminado la carga y mi sesión de fotos. En estas cámaras sin espejo al tirar todo el rato de visor electrónico o liveview las baterías duran bastante menos, ahí los visores ópticos tienen ventaja, básicamente casi no consumen batería. De todas formas, personalmente hablando, la duración de la batería me pareció adecuada, más o menos lo que saco yo a mi veterana 5D Mark II que prácticamente uso casi todo el rato con LiveView.

Escalando en la playa

Escalando en la playa [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/250s de tiempo de exposición y ISO 200]. © David García Pérez 2015.

Ya en casa tocó procesar poco a poco los ficheros RAW. Lightroom los abrió sin problemas y volví a experimentar lo que es tener un sensor que no es como 2 generaciones más antiguo que los actúales. Las sombras se abrían con una facilidad y sin perdida de calidad envidiable (el sensor concreto de la EM–1 lo fabrica Panasonic, supongo que solamente son los sensores Canon los que tienen problemas haciendo esto).

Navegando

Navegando [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/250s de tiempo de exposición y ISO 200]. © David García Pérez 2015.

El renderizado del color fue otra característica de los ficheros que me gustó mucho. El sensor también es capaz de capturar bastante detalle, tal vez gracias a la magnífica lente. Aún me queda imprimir alguna de las imágenes para ver lo lejos que puedo llegar con un fichero de 16 megapíxeles, aunque no espero grandes problemas para imprimir con ellos hasta tamaño A2.

En la rampa

En la rampa [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/250s de tiempo de exposición y ISO 200]. © David García Pérez 2015.

Por cierto, todas las fotos que véis aquí han sido sacadas en prioridad de apertura. Yo escogía la apertura y compensaba la exposición según viese si algo se quemaba o no a través del visor electrónico. El ISO lo ajustaba la cámara automáticamente entre 200 y 1600 para conseguir la foto. Cómo véis, en la foto de las calles de El Born, con el sistema de estabilización de imagen, la cámara hasta se permite dejarme disparar a 1/10 sin inmutarse, estando toda la foto nítida vista al 100% (menos la gente andando, que sale movida, pero ese ya era un efecto buscado).

Torres Maphre

Torres Maphre [Olympus OM-D EM–1 con Olympus 12–40 f2,8 a f7,1, 1/640s de tiempo de exposición y ISO 200]. © David García Pérez 2015.

Y hasta aquí llegan mis impresiones, como veis he tocado pocos temas, pero en dos días poco tiempo me da para familiarizarme con una cámara. A parte, con lo rarito que soy yo haciendo fotos, con todo en manual sobre trípode en el 95% de las ocasiones, no soy la persona ideal para indicar si el autoenfoque va rápido o no (me pareció rápido, pero no hago fotografía de acción, donde los fotógrafos/as que la hagan notarán más esto que yo… a lo mejor para ellos es lento). ¿Me la compraría? Para el tipo de fotografía de paisaje que yo hago no es lo más ideal, buscaría algo con más resolución (y sí, imprimo de vez en cuando más grande que A2, 16 megapixeles se quedan corto para eso). Sigo interesado en un equipo de fotografía ligero para llevar conmigo para cuando no voy hacer fotografía de paisaje de forma específica, y esta cámara se muestro ideal para eso. ¿El problema? No soy rico, y mantener dos sistemas de lentes no es algo que me pueda permitir a corto plazo. ¿El otro problema? Ahora que lo he probado, la idea irá creciendo ahí en mi cerebro, tal vez no fuese buena idea por mi parte. Y ya no hablemos cada vez que leo algo sobre la OM-D E-M5 Mark II… me está resultando una cámara demasiado atractiva…

Con este vídeo empiezo una pequeña serie compuesta de dos capítulos sobre como hacer fotografías panorámicas. En este primer vídeo hablo un poco de como equilibrar el trípode para que la serie de fotos que hagamos con nuestra cámara salga nivelada, para después comentar como configurar nuestra cámara y tomar las diferentes fotos.

En un segundo vídeo que se publicará la semana que viene (espero), comentaré como procesar dichas fotos en Adobe Lightroom para después montar la panorámica en Adobe Photoshop.

Si la noche anterior había llegado a casa después de escapar de una auténtica tromba de agua, 3 horas después de meterme en la cama y intentar fotografiar el amanecer, la cosa no había mejorado mucho. Mirase a donde mirase solamente se veía lluvias, el objetivo era claro, era hora de volverse a meter en cama y recuperar algo del sueño perdido otros días.

Vuelta a la rutina de todos los días en Skye, desayuno fuerte por la mañana, ducha, coger la mochila y hablar con Dave sobre que sitios visitar hoy para hacer fotografías. Tocaba visitar la parte noroeste de la isla y esperar que la lluvia intensa parase en un momento o otro.

Mi primera parada del día sería Portree (me acabo de dar cuanta que había dicho que me acercara hasta aquí en la anterior entrada, lo cual es un error. Perdón). El pueblo en sí no es que tuviese mucho que ver, pero realmente estaba a reventar de gente (creo que fue la mayor agrupación de gente que vi desde que saliera de Edimburgo varios días antes).

Varias vueltas por el pueblo la cosa no parecía que me motivase en gran medida fotográficamente hablando, así que decido comprar un fish & chips para llevar, y vuelvo hacer camino para buscar otra localización más interesante.

Parada por el camino, donde di cuenta de mis fish & chips, unos pocos kilómetros más y ya estaba en otra de las recomendaciones, The Storr. Como para llegar hasta él, según me habían dicho, había que hacer una ruta de varios kilómetros a pie, decidí intentarlo en otro momento. Ahora mismo estaba lloviendo bastante y todavía no tenía toda la ropa seca de la noche anterior.

Más kilómetros y llego a la desembocadura de un río que estaba lleno de cascadas. Seguía lloviznando, pero es una de estas situaciones ideales para fotografiar este tipo de paisajes.

Cascadas en Skye

Cataratas en Skye. [Canon 5D Mark II con Canon 70-200f4L IS y polarizador Hoya. Toma sacada a f11 con un tiempo de exposición de 0,5 segundos a ISO100. En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

Cascadas en Skye

Cataratas en Skye. [Canon 5D Mark II con Canon 70-200f4L IS y polarizador Hoya. Toma sacada a f11 con un tiempo de exposición de 0,3 segundos a ISO100. En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

Después de estar un buen rato trabajando dichas cascadas, hora de desplazarse hasta el Castillo de Duntulm. Un castillo del que poco más que quedan sus muros y donde se recomienda no entrar pero que toda la gente hace caso omiso a esa recomendación (mira que no tuve que esperar a que no me saliese nadie para poder hacer la foto).

Cascadas en Skye

Castillo de Duntulm. [Canon 5D Mark II con Canon 17-40f4L y polarizador Hoya. Toma sacada a f13 con un tiempo de exposición de 1/25 segundos a ISO100. En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

La siguiente recomendación que me habían hecho era visitar las montañas de Quiraing. Ya había visto algunas fotos de las mismas por internet y parecían de lo más interesante. Tomé la pequeña carretera que pasa a través de ellas, y no las vi. Estaban completamente tapadas por nubes, iba conduciendo casi a 20 km por hora por que poco se veía con la niebla. Las tendré que ver la próxima vez que viaje a Skye.

El anochecer ya estaba cerca y aquí empezaba mi principal preocupación. Donde estaba ahora mismo la puesta de sol iba a ser inexistente, ¿me arriesgaba a mirar como estaban las condiciones en otro sitio?

Me acerqué hasta Elgol, por allí las nubes parecían interesantes, craso error, de interesantes nada, es más, otro sitio completamente tapado por la niebla. De vuelta para atrás, ya lo tenía decidido, necesitaba un sujeto que no quedase mal debajo de un montón de nubes, color en la puesta de sol no iba haber seguro. Empecé a hacer kilómetros hasta el Castillo de Eilean Donan.

Castillo de Eilean Donan

Cataratas en Skye. [Canon 5D Mark II con Canon 70-200f4L IS y polarizador Hoya. Toma sacada a f11 con un tiempo de exposición de 20 segundos a ISO100. Foto panorámica compuesta de 13 imágenes. En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

Llegué hasta allí y obviamente no era el único fotógrafo en la zona. Poco a poco fui haciendo fotos, el castillo llamaba todo el rato a una foto panorámica, y justamente cuando la termino, mientras pienso que no lo van iluminar, encienden las luces, ¡A empezar de nuevo!

Castillo de Eilean Donan

Castillo de Eilean Donan. [Canon 5D Mark II con Canon 17-40f4L y polarizador Hoya. Toma sacada a f11 con un tiempo de exposición de 30 segundos a ISO100. En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

Continuo haciendo fotos y cojo el coche para irme un pelín lejos para pillar el castillo desde otro ángulo. No era el único que había pensado esa composición, allí me encuentro un grupo de otros cuatro fotógrafos. Charlo un rato con ellos mientras seguimos haciendo fotos como locos.

Después de despedirme, recoger las cosas, me marcho satisfecho de vuelta al bed & breakfast, con la sensación de que me llevaba más de una buena foto en la cámara.

El día empezaba con otro madrugón a las 3 de la mañana, lavarse la cara para despejarse un poco, recoger las baterías que había dejando cargando, mochila a la espalda y para el coche. Siempre con la sensación de que llegas tarde, dado que ya te marchas con una claridad enorme, que podría considerarse casi de día en otros sitios.

El punto del amanecer me lo había indicado Dave el día anterior, un pequeño descansillo en la carretera bastante cerca de donde estaba el Bed & Breakfast. No había nada de viento, y eso significaba una cosa, ¡nubes de midges! A ponerse guantes, el puff tapando cuello y parte de la cabeza, y vigilando cada dos por tres de que los huecos con la piel al descubierto fuesen los mínimos posibles.

Amanece en Skye

Amanece en Skye. [Canon 5D Mark II con Canon 70-200f4L IS y polarizador Hoya. Toma sacada a f13 con un tiempo de exposición de 2,5 segundos a ISO100. En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

Por suerte, entre tanto midge, el amanecer me regaló unos colores rosados muy bonitos. La localización no me estaba encantando del todo, pero era un buen comienzo del día. Una vez hechas las fotos, y habiendo conseguido ya suficientes picaduras nuevas, de vuelta al coche, de vuelta al Bed & Breakfast, y a dormir otras cuatro horas.

Me levanto a las 10:00, pongo las tarjetas de memoria a descargar a un disco duro externo, y mientras tanto bajo a desayunar… Un buen desayuno escocés era lo mejor para empezar la mañana, con su morcilla (que se deshacía en la boca), sus salchicha cuadrada, su pan frito, bacon y huevos revueltos. Realmente era mi comida más importante del día, el resto del tiempo me lo pasaba de un sitio a otro con el coche picando aquí y allá.

Después del desayuno, subo arriba, una ducha, recojo las cosas y bajo de nuevo, donde ya me estaba esperando Dave con los mapas extendidos sobre la mesa para sugerirme una nueva ruta fotográfica para ese día.

Una vez consigo parar de hablar de fotografía con Dave (creo que podríamos estar hablando todo el día), mi primera parada es en Sligachan, donde hay un puente antiguo (no muy interesante la verdad) y después si subimos por un sendero podemos llegar al lado de una bonita cascada.

Paro después en el pueblo más grande de toda la Isla de Skye, Portree, donde como un fish and chips (de vez en cuando hasta comía caliente). Continuo hasta Claigan Coral Beach. Llegué un poco tarde para el objetivo principal, cuando baja la marea se pueden ver pequeños fósiles entre la arena, pero yo llegué cuando la marea ya estaba subiendo. Aunque teniendo en cuenta lo despistado que soy, a lo mejor los fósiles estaban allí y yo no vi ninguno.

Isla de los Leones Marinos

La isla de los leones marinos. [Canon 5D Mark II con 50mm f1.8 y polarizador B+W. Toma sacada a f11 con un tiempo de exposición de 1/15 segundos a ISO100. En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

Hasta ese momento el día había ido de mejor a peor. De las nubes rotas de la mañana pasamos a una capa de nubes sosas, casi sin textura y con llovizna constante. Yo confiaba que según se acercase la puesta de sol la cosa mejorase, pero no tenía pinta de ser así. Me quedaba acercarme hasta mi último punto, pero antes decidí que ya no aguantaba más, paré en la única tienda que encontré por el camino a comprar un repelente de midges. No estoy muy seguro de si funciona o no, a partir de ese momento no tuve ningún día en que no hiciese ninguna brisa ligera que impidiese que volasen.

Bien, se acercaba el anochecer y me esperaba un rato largo de conducción hasta el último punto del día, Neist Point, un faro de los más vistoso al lado de unas curiosas formaciones de roca basáltica.

Aquí fue donde cometí un gran error, en vez de sacar la cámara y ponerme hacer fotos como un loco, me dediqué a explorar un poco el lugar, encuentro una esquina muy chula desde donde hacer la foto, bajo después hasta el faro (por una cuesta de pendiente bastante empinada y larga), hasta llegar a otra zona también la mar de interesante para hacer la foto. Obviamente todo esto con la cámara en el maletero del coche… y ahí fue cuando vi error, empezó a llover a cántaros.

20 minutos para volver empapado hasta el coche. De camino me encuentro un chico que me pregunta si hay un faro por aquí, le indico el largo camino hasta él mientras yo me meto en mi coche con la esperanza de secarme un poco y espero a que la lluvia cese. Mientras espero, el chico de antes vuelve y me ofrece comida o bebida por si me aburría en el coche, le digo que no es necesario mientras sigue cayendo una fuerte lluvia. Un queda una hora para que anocheciese así que decido tentar más mi suerte.

Neist Point

Neist Point. [Canon 5D Mark II con Canon 17-40f4L y polarizador Hoya. Toma sacada a f13 con un tiempo de exposición de 30 segundos a ISO100. En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

Mientras esperaba, veo que el chico más lo que supongo que era su novia sacan trípodes, cámaras, etc… y se disponen a bajar. 20 minutos después también estaba yo bajando diciendo que al menos algo fotografiaría… a pesar de la lluvia. Justamente cuando bajaba parece que la suerte me favorece y para de llover. Hablo un rato más con el chico mientras cada uno hacemos nuestras fotos. El tiempo pasa volando mientras estamos entretenidos y el faro se enciende. Tengo una foto que medianamente me gusta y empiezo la subida para hacer una foto desde arriba que había pensando antes que podría quedar bien. Pero empieza a caer el diluvio. Era hora de reconocer que el día había terminado y tocaba volver al Bed & Breakfast para secarse, entrar el calor, y ver si el amanecer del día siguiente podría ser interesante.

El irse a vivir a un nuevo sitio tiene sus ventajas y desventajas. La ventaja es que me da acceso a nuevas zonas para fotografiar que viviendo en la otra esquina de la península probablemente nunca fuese a fotografiarlas, la desventaja es que hay que averiguar donde están. Obviamente un sitio como el Parque Natural del Montseny llama la atención a cualquiera, pero hay que confesar que me tomé la libertad de usar como referencia las fotos de Sergi Monsegur para encontrar más fácilmente los lugares.

Mi primera parada por la zona me llevó hasta en embalse en Santa Fé del Montseny (41.768367, 2.470744), como la luz en ese momento no era la idónea, simplemente estuve observando un poco la zona para ver desde donde podría tomar fotos. Mi siguiente paso fue ir a visitar el Turó de l’Home (41.773568, 2.438310), pero el hielo y nieve en los últimos tramos de la carretera me aconsejaron que era mejor dejarlo para otro día.

Regresé de vuelta al estanque, y empecé a ver que la luz había mejorado bastante, el cielo estaba bastante despejado y la cosa prometía. Mientras comía un poco una serie de nubes empezaron a entrar y llegó el momento de preocuparse un poco. Decidí que era un buen momento para hacer una pequeña foto, más que nada por precaución, dado que según se acercase la puesta de sol esperaba que la luz mejorase más. Esa foto «de seguridad» resultó ser la mejor foto de todo el día.

Santa Fé del Montseny

Santa Fé del Montseny. © David García Pérez 2011.

Poco a poco me empezó a quedar claro que no iba a ver mucha puesta de sol, todo se estaba cubriendo demasiado, pero aun así, con la luz suave que introducía las nubes, decidí hacer otra foto, pocos minutos después de la primera, mientras las nubes todavía tenían textura en ellas como para resultar algo interesantes, obteniendo el siguiente resultado:

Santa Fé del Montseny

Santa Fé del Montseny. © David García Pérez 2011.

Aún quedaba una hora y pico para la puesta de sol, y yo aún mantenía la esperanza de que para aquella el cielo volviese abrir un poco y yo pudiese hacer una foto en el estanque con colores interesantes en las nubes. Para matar el tiempo, empecé a subir el río por un sendero que estaba bastante lleno de gente, siguiendo los diferentes senderos que había por la zona.

Mientras subía el cauce del río, a parte de sacar alguna foto para usarla en los tutoriales de este blog, la única foto que realmente merece un mínimo la pena fue la siguiente.

Santa Fé del Montseny

Santa Fé del Montseny. © David García Pérez 2011.

Ya quedaba poco para el anochecer, así que empecé a desandar lo andado y de camino de vuelta para el estanque. Mi puesta de sol estaba claro que no iba a pasar, a la hora que tenía que ponerse este, lo único que paso es que entró directamente la hora azul, con unas nubes sosas sin textura ninguna.

Santa Fé del Montseny

Santa Fé del Montseny. © David García Pérez 2011.

Después de esta foto, con la noche cada vez más cerca y una ligera llovizna que empezaba caer, estaba claro que ya era mi momento de regresar a casa.

Algunas veces te preguntas si uno hace caso a los propios consejos que da a la gente a la hora de ir hacer fotografía de naturaleza. Obviamente mi primera escapada a familiarizarme con el Parque Natural del Cadí-Moixeró fue una de esas ocasiones en las que debería haber seguido mis propios consejos. Además un consejo tan básico como el de mirar la predicción del tiempo.

Mira que llovió ese día, después de llevar 3 meses viviendo en Barcelona, donde los pocos días que llovió siempre escampó por un periodo largo, en este, eso no ocurrió. Llovía cuando salí de casa, caían chuzos cuando paré a comer, y llovía con ganas cuando regresé. Pero bueno, yo soy uno de esos que dice que los días de tiempo malos se pueden hacer grandes fotografías, siempre y cuando no hagas como yo y te olvides algo tan básico como una capa de aguas.

Mi idea era ir a visitar diversos puntos que comentan en este artículo: Una mirada al Parc Natural del Cadí-Moixeró, pero una visita profunda a esos sitios tendrá que esperar a mejores ocasiones.

Mientras comía dentro del coche, decidí que era mejor salir a intentar sacar alguna fotillo, el tiempo suficiente mientras mi chaquetón se empapaba hasta un extremo aceptable. La primera foto que hice cometí un error básico, todo lo que encuadré está muy lejos, lo cual, con la capa de lluvia que había por medio, hace que quede así de poco definido las cosas.

Cadí. © 2011 David García Pérez

Ningún problema, segundo intento, de esta vez encuadrando unos pinos que estaban justo debajo del mirador donde me encontraba.

Cadí. © 2011 David García Pérez

El resto del día no hice casi ninguna foto más interesante, simplemente me estuve moviendo de un lado a otro con la esperanza de que en algún momento el cielo se abriese creando esas situaciones de luz extrema que dan lugar a fotos impresionantes. No hubo suerte, lo único que pude hacer es jugar con el techo transparente del coche que estaba usando en esta pequeña escapada.

Cadí. © 2011 David García Pérez

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