A veces uno no entiende como los fabricantes pueden ser tan negados para exprimir al máximo los productos que ellos mismo crean. Menos mal que existe gente que está dispuesta a demostrarles hasta donde puede llegar sus creaciones. Era el año 2008, y Canon decidió actualizar su cámara full-frame “económica” y lanzó al mercado la nueva Canon 5D Mark II. Era la primera cámara de Canon que grababa vídeo (cámara de fotos estamos hablando), y realmente no sabían la caja de Pandora que estaban abriendo. Sin comérselo ni bebérselo acababan de revolucionar el mercado, y no el fotográfico, sino el de vídeo. Por primera vez, los videografos tenían acceso a una cámara “barata”, digital, de 35 mm, que grababa vídeo. La gente con recursos limitados ya no tenía que gastarse decenas de miles de euros en conseguir un equipo que pudiese crear ese aspecto de película de cine, con los fondos desenfocados y centrados en los personajes. Terceros fabricantes aparecieron por todos los lados para convertir una simple cámara de fotos en un auténtico épico de producción cinematográfica.
Noche despejada de invierno en Val d’Aran.
Pero todo no era una simple maravilla, viendo lo que se le venía encima, Canon rápido empezó actualizar las características de grabación de vídeo de la cámara. Aún así seguía quedándose corta en ciertos aspectos. Uno de ellos y el más criticado era la falta de niveles de audio. Cuando grababas audio directamente con la cámara no había forma de controlar los amplificadores internos de la cámara con lo cual se podía dar el caso de que se saturasen y apareciesen estos ruidos estáticos tan molestos que vemos en muchas grabaciones no profesionales. Y lo peor de todo, es que Canon podría haber solucionado el problema con una simple actualización de software.
Tal vez esta pasividad de Canon fuese una ventaja para nosotros, alguien decidió no esperar. En el año 2009, un tal Trammel Hudson decidió empezar a estudiar le fichero binario en el que Canon distribuía las actualizaciones de firmware o software de la cámara. Haciendo ingeniería inversa se las arregló para entender las partes del software que controlaban la etapa amplificadora de la cámara, y empezando a jugar con modificaciones aquí y allá nació Magic Lantern, una serie de añadidos de software que mejoraban notablemente la forma de trabajar con la cámara.
Poco a poco lo que era un “simple” hack para conseguir una funcionalidad nueva en la cámara se convirtió en una serie de añadidos que cada día que pasa, no sé si dejan más en ridículo a los ingenieros de Canon, o demuestran como los fabricantes imposibilitan ciertas funcionalidades en cámaras más baratas que con una simple actualización de software podrían hacer lo que sus hermanas mayores son capaces de hacer (tal vez algunos fabricantes deberían tomar lecciones de Fuji.
Para la gente que graba vídeo es casi obligado instalarlo si usan una de estas cámaras de Canon (bueno, si no se ha comprado una cámara de la nueva sería EOS C especialmente diseñadas para grabar vídeo y que ya están en otro rango de precios prohibitivos para presupuestos ajustados). Pero para los que nos interesa simplemente la fotografía es un software que no podemos despreciar. Tenemos funcionalidades tan tontas como un intervalómetro (¿para que gastarse 90 euros en el oficial de Canon? ¡Un cacharro menos en la mochila…!), zebras en live view, que rápidamente te indican que zonas de la imagen están sobreexpuestas, y lo más importante, desde el punto de vista fotográfico, histograma en RAW. Eso de derechear el histograma, con técnicas complicadas y haciendo braketing por si las moscas pues, ya se ha terminado. Ahora mismo antes de hacer la foto se sabe si se va a quemar o no. Y los programadores no se han parado ahí, ahora andan jugando a extender el rango dinámico de las cámaras, algo que tengo que seguir de cerca.
Lo llevo usando desde el verano pasado. Al principio siempre me daba bastante reparo eso de modificar el firmware por defecto que viene con la cámara (no se modifica exactamente, el firmware original no se toca, simplemente se le activa la posibilidad de arrancar desde tarjeta de memoria, donde se esconderá a partir de ahora Magic Lantern). Pero ahora mismo, no sé si sabría volver a trabajar con la cámara como lo hacía antes. Ya no hay vuelta atrás para mí.