Mi último día en fotográfico Escocia (estaría un día más, pero ya sería para conducir hasta el aeropuerto y pillar mi avión de vuelta) y, por desgracia, las cosas no parecían empezar bien. Eran las 3:00 a.m. de la mañana y una intensa lluvia presagiaban lo que al final pasó, ni una sola foto de amanecer.

Regresé temprano al hostal pensando «bueno, ¡Al menos tengo más tiempo para dormir!». Craso error, a las 8:00 a.m. alarma antincendios a toda caña, salir hasta fuera con el fresquillo que hacía para que después me comenten que se había disparado por error… Bueno, ya que estábamos despiertos, bien podíamos empezar la mañana con un ducha y desayunando en el hostal.

Glen Coe

Glen Coe.

Último día y últimas oportunidades, así que a pesar de las pocas horas de sueño, estoy bastante despejado para intentar aprovecharlas al máximo. Las nubes de lluvia de la noche anterior todavía no han roto del todo y me crean oportunidades fotográficas nada más salir del hostal. Paso unos minutos fotografiando una cascada y parecía que mi mala suerte del día anterior continuaba. Me era imposible aflojar la rótula para liberar la zapata del 70-200 del trípode. Después de mucho luchar y dejarme la piel, literalmente, decido que es hora de optar por una segunda estrategia, acercarme hasta una gasolinera.

Cascadas en Glen Coe

Cascadas Glen Coe.

En la gasolinera oportunamente tiene una gran selección de herramientas de ferretería. Termino comprando un pequeño juego de llaves (20 libras que me costó la broma) y la rótula se rinde a la primera (ahora mismo un accesorio extra que va conmigo en la mochila es una herramienta multiusos que incorpora unos alicates).

Nada, de regreso al valle, más fotografías entre millones y millones de turistas que también estaban visitando la zona (era sábado), más fotos, y el trípode sin dar señales de querer fallar de nuevo. Poco a poco iban pasando las horas y las nubes comenzaban a marcharse dejando lugar a un fuerte sol que ya indicaba que no era mala idea ir a comer.

Arco Iris en Loch Bà

Arco Iris en Loch Bà.

Para de nuevo en la gasolinera anterior, donde al lado había un remolque hamburguesería, y empiezo a tratar con la primera escocesa a la cual tengo dificultades para entender ¡y yo que pensaba que hasta ese momento era un mito!… Con un poco de gasolina más en el deposito y una comida caliente al estomago, para variar, me dirijo hasta el Castillo Stalker, con un sol del medio día cada vez más fuerte que hacen que mi visita al mismo sea más turística que otra cosa.

Puesta de Sol hacia Loch Etive

Puesta de sol hacia Loch Etive.

Se acercaba la hora de la puesta de sol y el momento de regresar hasta la zona Rannoch Moor, para ver si tenía la suerte que no tuve el día anterior. Pero por el camino, bueno, hay que desviarse un poco, vuelvo a recorrer Glen Etive, que había visto alguna cosita que podría resultar interesante. Alguna fotografía por aquí y por allá, y la hora de la puesta de sol se me echaba encima.

Ya me lo habían advertido anteriormente; Dado que la capa de tierra sobre la roca no es muy grande, si llueve muy continuamente es muy fácil que la tierra se vuelva pantanosa. Los alrededores de Loch Bà realmente estaban bastante difíciles de caminar si no ibas con unas buenas botas de pesca, lo cual obviamente no era mi caso. Después de enterrarme un par de veces llegué a una localización que prometía bastante, desde varios ángulos tenía bastante cosas que fotografiar y el cielo prometía cosas interesantes.

Puesta de Sol en Loch Bà

Puesta de Sol en Loch Bà.

Tuve un poco de todo, sol entre nubes rotas, algún arco iris pasajero de alguna lluvias despistada de la mañana que caía a estas horas, islas pequeñas iluminadas por el sol… Realmente, fue una despedida digna del viaje.

Puesta de Sol en Loch Bà

Puesta de Sol en Loch Bà.

Bastante contento de la puesta de sol regresé al hotel para empezar a preparar las cosas. A la mañana siguiente intenté fotografiar el amanecer, para encontrarme con una niebla de lo más densa, y realmente creo que perdí oportunidad de hacer fotos interesantes. No es que las circunstancias impidiesen hacer algo decente, es que yo no estaba funcionando. ¡Qué le íbamos hacer! Tocó volver al hostal, dormir algo más, y empezar el tetris de la maleta, pera intentar volver a encajar todas las cosas dentro de ella, lo cual siempre es más fácil cuando se hace en casa con todo bien doblado… Una vez terminado el desayuno, varias horas de conducción hasta Edimburgo, mientras repasaba en mi cabeza los buenos momentos vividos durante este viaje.

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