Hace algún tiempo que se hizo muy famosa la frase de Chase Jarvis: “La mejor cámara es aquella que está contigo,” en el sentido de que si vemos una foto delante nuestra, un momento que merece la pena ser fotografiado, un momento que dentro de unos segundos o minutos no volverá a pasar, no importa que existan cámaras infinitamente mejores para hacer dicha foto, lo que importa es que tengamos una cámara en nuestras manos para poder sacarlas.
Se pone el sol en Colonia [Cámara: iPhone 4S, procesada con Instagram]. © David García Pérez 2012.
Y desde hace ya unos años, una cámara que siempre va con uno a todas partes es la que trae nuestro teléfono móvil. He de confesar que he sido bastante reticente a utilizarla, principalmente por la que la cámara del que era mi móvil hasta hace pocos meses era penosa, el 99% de las fotos salían movidas. Pero con mi último móvil la cosa ha ido cambiando paulatinamente. Y ya hizo click hace dos meses cuando comencé a usar odiado por muchos y queridos por tantos otros: Instagram.
Pero después de todo las reglas siguen siendo las mismas, las mejores fotos seguirán dependiendo de la luz, el sujeto/motivo, del momento. Instagram sencillamente nos permitirá retocar las fotos un poco (si así lo queremos, parte principal de donde viene el odio), y compartirlas al momento con tus amigos, algo que consigue que tengas un feedback inmediato de lo que has fotografiado.
Y al mismo tiempo, desde un punto de vista personal, es una herramienta te acaba ayudando a progresar fotográficamente, principalmente en mi caso a pensar en encuadres (cuadrados en este caso), fotografiarlos, y una vez vista la imagen en la pantalla ver si realmente funcionan o es mejor desechar la fotografía. Hasta el punto que muchas veces cuando voy con todo el equipo, mientras espero el momento de luz ideal, me entretengo con el programilla de marras, y al final acabo encontrando mejores encuadres que el pensado inicialmente.
No serán fotografías de las que vayas hacer grandes impresiones (aunque un A4 puede que aguanten), o de las que vivir profesionalmente, pero desde luego, un rato agradable y divertido sí que lo pasas.