islandia

Cómo podéis ver por las últimas entradas que estoy publicando en este blog, el pasado mes de Agosto estuvimos unos 10 días por Islandia. No teníamos muy claro cuantas fotos íbamos hacer, hay que tener en cuenta que en una localización como en Islandia te puedes pasar todo el día haciendo fotos. Por otro lado también teníamos la posibilidad de grabar vídeos y timelapses. El temor de que llenásemos todas las tarjetas de memoria a mitad de viaje estaba muy presente. En el siguiente vídeo os explico como nos plantéamos el tema de copias de seguridad durante el viaje, de tal forma que si tuviesemos que formatar una tarjeta, todavía tuviesemos varias copias de seguridad. ¡Nunca se puede ser demasiado precavido!

El disco duro con lector de tarjetas que menciono en el vídeo es el Western Digital My Passport Wireless, pero nunca lo he usado ni sé lo efectivo que es. Otras opciones similares son los HyperDrive que tampoco he usado, sencillamente los menciono para completar el artículo.

El tarjetero que sale en el vídeo es pertenece a la serie Think Tank Pocket. El paranóico que hay dentro de mí hace que dicho tarjetero siempre esté atado a mí mochila, en este caso no es posible que se me caiga por accidente cuando se abre la misma.

La predicción del tiempo nos prometía una tarde tranquila aunque nublada por el sur de la isla. Sabíamos que al día siguiente queríamos ir hasta el famoso lago glaciar de Jökursárlón para hacer el amanecer en la playa de los hielos, pero no teníamos muy claro donde hacer el anochecer. Camino a Svartifoss, Alex se acordó del pequeño lago glaciar de Fjallsárlón. Paramos antes de ir a comer y nos enamoramos de él. La luz del medio día no invitaba a mucho, así que sencillamente supervisamos un poco la localización y nos marchamos hasta Svartifoss a comer y a fotografiar esa cascada.

Lago glaciar de Fjallsárlón

Lago glaciar de Fjallsárlón [Canon 5D Mark II con Canon 70–200f4L IS. Panorámica de 40 fotos sacadas a IS0100, f13 y 1/10 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2015.

Regresando de Svartifoss recogemos un par de jóvenes autoestopistas que estaban realizando un viaje de varios meses por Islandia. Sana envidia nos daban. Según nos aproximábamos al lago nos empezamos a poner nerviosos. Las neblinas que emborronaban las lenguas de los glaciares y montañas que había atrás se habían marchado, lo que veíamos desde la carretera era un glaciar nítido y unas montañas perfectamente definidas. Sería la primera y última vez que lo veríamos así en nuestro viaje (el glaciar en el lago Jökursárlón solamente lo llegamos a intuir).

Pero nada más aparcar la autocaravana vimos la primera complicación. Había un montón de gente en la zona y no tenían pinta de turistas. Estaban bajando equipo de diversas furgonetas y camiones al borde del lago glaciar. Como ya comenté en la anterior entrada, esta sería otra de las ocasiones en nuestro viaje a Islandia que nos encontraríamos con un equipo de filmación. No nos queda muy claro que estaban grabando, pero desde luego les costó bastante a los actores bailar haciendo el tonto con la música del rey león, las dos horas que estuvimos haciendo fotos las dos horas que ellos estuvieron bailando.

El fotógrafo y el glaciar

El fotógrafo y el glaciar [Canon 5D Mark II con Canon 70–200f4L IS. Panorámica de 4 fotos sacadas a IS0100, f13 y 1/10 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2015.

El glaciar que podemos ver en el lago Fjallsárlón es el Vatnajökull, concretamente su lado sur. Este es el mismo glaciar que vemos en Jökursárlón y el más grande de Islandia (cubre el 8 por ciento del país) y uno de los mayores de Europa. Toda esta zona pertenece al Parque Nacional de Vatnajökull.

Como en muchas otras ocasiones empezamos acercarnos poco a poco al lago. Empezamos desde una vista más alta, todos nosotros haciendo una panorámica. Creo que las 40 fotos que le metí al Lightroom para montar la panorámica se le atragantaron un poco (aunque después de dejarlo un buen rato a lo suyo terminó por hacerla).

Después poco a poco nos acercamos al lago y continuamos haciendo fotos por la zona. Esa lengua glaciar pequeña que se puede ver a la izquierda de la primera imagen de este artículo me tenía cautivado. Me parecía increíblemente preciosa.

Justo antes de la lluvia.

Justo antes de la lluvia [Canon 5D Mark II con Canon 70–200f4L IS. Panorámica de 30 fotos sacadas a IS0100, f13 y 1/6 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2015.

Teníamos la ligera esperanza de que el cielo cogiese algo de color. A pesar de estar nublado, parecía que la capa de nubes era lo suficientemente fina por donde se ponía el sol para que tomasen un color amarillo o rojo (con todos los tonos intermedios). Incluso cuando media hora antes del anochecer se puso a llover. Allí seguimos esperando debajo de la lluvia.

La lluvia no paró. Los de la película decidieron que era mejor dejarlo por hoy. Nosotros, después de varios minutos de la puesta de sol y viendo que el color no venía y la lluvia no se marchaba decimos retirarnos. Recogimos a nuestros autoestopistas para llevarlos hasta Jökursárlón, contentos a pesar de la falta de colores por la tarde que nos había ofrecido Islandia.

Islandia: Cascada de Skógafoss

De esta vez mi historia de mi primer viaje a Islandia va a ser un pelín distinta a viajes anteriores que he narrado en este blog. En vez de seguir un orden cronológico de los días por la zona voy a narrar un poco cada una de las localizaciones donde estuvimos, sin orden ninguno, más que el de revelado de las fotos mismas durante estos días. La única pega de esta forma de hacer las cosas es que esta primera entrada tendrá, a continuación, un pequeño párrafo introduciendo del viaje.

Amanece en Skógafoss

Amanece en Skógafoss [Canon 5D Mark II con Canon EF 17-40 F4L. Tomas sacadas a IS0100, f13 y 20 segundos de tiempo de exposición. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2015.

Los últimos 10 días de agosto de este año los pasé en en Islandia. Éramos cuatro fotógrafos y para dos de nosotros era la primera vez en este bello país, para los otros dos, era la primera vez que iban con una mentalidad fotográfica, con lo que prácticamente era lo mismo. Como en el viaje teníamos solamente 10 días y un desconocimiento total del país no nos complicamos mucho, decidimos ir, mientras supervisábamos predicciones meteorológicas, a varias de las localizaciones más típicas del país. Nuestra intención es volver en el futuro y poco a poco ir descubriendo este paraíso para amantes de la naturaleza.

A mitad de viaje paramos en la famosa cascada de Skógafoss, que se encuentra en el sur de la isla, al lado de carretera 1, la carretera circular que recorre la isla y la más transitada por la mayoría de los turistas. Obviamente, al ser tan accesible dicha cascada a parte de impresionante hizo que cuando llegásemos a la localización aquello estuviese abarrotado de gente, por no mencionar un equipo de filmación con grúas montadas justo enfrente de la cascada para grabar una película ahí (este equipo nos la tenía jurada, nos los encontramos en cuatro localizaciones distintas).

Era normal que hubiese tanta gente, llegamos con la autocaravana al mediodía, y entre gente que paraba a visitar la cascada, gente que llegaba para montar su tienda en el camping que hay justo enfrente y los de la película… desechamos, la mayoría, la idea de hacer ninguna foto. Sí sí, ya sé que la luz del mediodía no es la mejor para fotografiar paisaje, pero cuando pega el sol a la cascada, debido a la espuma que produce esta, es muy fácil ver un doble arco iris sobre la misma.

Skógafoss al amanecer

Skógafoss al amanecer [Canon 5D Mark II con Canon EF 17-40 F4L. Tomas sacadas a IS0100, f13 y 3,2 segundos de tiempo de exposición. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2015.

Nuestra idea no era quedarnos ahí, sencillamente íbamos a comer al lado de la cascada y de paso supervisar la localización, dado que queríamos fotografiarla al amanecer, cuando probablemente pudiésemos trabajar tranquilos (con el pequeño temor de que los de la película no recogiesen sus trastos, temor que al final resultó ser infundado). Fotografiar al amanecer en este tipo de localizaciones tan turísticas es una buena forma de evitar gente en el medio de nuestras fotografías, con la excepción de algún fotógrafo que tuviese la genial idea de también fotografiar la cascada el mismo día que tú.

Skógafoss es una cascada que produce el río Skógar al caer por unos acantilados al sur de Islandia que separan la línea de costa de las tierras altas de la misma (la terminación foss en islandés significa cascada). Como la mayor parte de las cosas en Islandia, sus dimensiones impresionan, con 25 metros de ancho y 60 metros de alto en una caída perfectamente vertical forman una de las cascadas más bonitas del país y probablemente una de las más visitadas por los turísticas que visitan cada año la isla (sino la que más). También es uno de los típicos puntos donde salen o terminan (depende de como se mire) muchas de las rutas de senderismo que cruzan el país de norte a sur (había buses que llevaban a gente directamente desde el aeropuerto hasta la cascada).

Cómo comenté, para fotografiarla llegamos al amanecer, teníamos un cielo completamente plano, así que decidí centrar las composiciones en la cascada misma, en todas ellas la cascada es el elemento principal, como podéis ver las tres fotos de ejemplo que pongo aquí. Con la fuerza que llevaba el agua, con dejar un medio segundo de exposición el efecto seda creado era inmediato.

Skógafoss, más de una hora después del amanecer

Skógafoss, más de una hora después del amanecer [Canon 5D Mark II con Canon EF 17-40 F4L. Tomas sacadas a IS0100, f13 y 1 segundo de tiempo de exposición. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2015.

Nos fuimos aproximando poco a poco, la luz era suave y no cambiaba para nada. Curiosamente, salvo unos jóvenes turistas que no sabíamos que hacían levantados tan temprano, tuvimos durante más de una hora la cascada para nosotros solos. Cuando estábamos pensando en retirarnos empezamos a ver más gente y algún que otro fotógrafo en la zona, y muchos senderistas que empezaban su primera etapa de varios días para cruzar la isla desde el sur al norte de la misma.

Cómo muchas de las cascadas de Islandia, el rocío que provoca el agua al caer fue un problema cuando te acercabas un poco a la misma. Una constante durante todo nuestro viaje fue la técnica metódica de hacer una foto, limpiar lente con un trapo, volver hacer foto, volver a limpiar lente… al final terminabas con bastantes fotos del mismo encuadre, sencillamente para asegurarte que no había ninguna gota en la lente que estropease la foto cuando la viésemos en grande en el ordenador. Hay que indicar que en el caso particular se Skógafoss, también hacíamos bastante fotos para ver si las neblinas que levantaba la cascada creaban fotos interesantes con la ligera brisa que hacía (y no el viento fuerte con el que nos recibió el país en bastantes días del viaje).

Si subís hasta arriba del todo de la cascada, siguiendo el cauce del río Skógar, veréis como el mismo va creando cascadas más pequeñas y formas curiosas que merecen la pena perderse un rato para fotografiarlas.

Hace un par de meses que compré una copia de los vídeos de la conferencia A Meeting of Minds organizada por la revista británica On Landscape. Una de las charlas que me llamó la atención fue la de Hans Strand sobre su libro Iceland, Above & Below.

Iceland Above and Below - Copyright Hans Strand

© Hans Strand.

Ya durante la charla sus imágenes me sorprendieron bastante. No eran las típicas imágenes a las cuales estamos acostumbrados de Islandia (no es que tenga un problema con ello) y, sin embargo, al mismo tiempo era la Islandia a la cual ya estaba acostumbrado.

Hans Strand viajó por primera vez a Islandia en 1995, y a diferencia de lo que hacemos muchos en la fotografía, visitar un sitio lejano, disfrutarlo por un rato y saltar al siguiente, Hans quedó enamorado de Islandia y volvió una y otra vez, año tras año, a ella. En 2014 decidió que ya tenía más que suficientes imágenes para hacer un libro.

Iceland Above and Below - Copyright Hans Strand

© Hans Strand.

Iceland, Above & Below se nos presenta en un libro de gran formato para poder disfrutar poco a poco de cada una de las imágenes. Y básicamente lo que nos vamos a encontrar en el libro son imágenes. Después de una presentación del libro por el famoso fotógrafo de naturaleza Art Wolfe, pasamos a una presentación del libro por parte del autor y 4 páginas después ya estamos viendo imágenes en una cuidada impresión. La única información que se nos aporta de las imágenes es el lugar donde fueron tomadas, si buscáis detalles técnica de las mismas, tendréis que mandar un correo al autor, lo único que nos dicen es fueron sacadas con una Hasselblad.

Iceland Above and Below - Copyright Hans Strand

© Hans Strand.

Sin lugar a duda, lo que más llamará la atención a cualquiera que vea el libro es el gran número de imágenes aéreas de Islandia. Algunas de las mismas permiten observar el paisaje con su relieve, pero una gran mayoría de ellas fueron tomadas con la cámara casi perpendicular al suelo, generando unas texturas abstractas donde la única indicación de lo que estamos viendo es el pie de la imagen. Tal vez sea en estas imágenes donde vemos el color y la diversidad del terreno de Islanda, mezclado con ese color negro fuerte de un terreno volcánico.

En definitiva, 120 páginas llenas de imágenes de Islandia, desde ángulos de vista y zonas no comunes, que os darán de buenos ratos observándolas tranquilamente.

Mi amigo Xavi Moya me enseñó el trailer de esta película. Su objetivo no era que me interesase por la película en sí, sino para picarme aún más con el proyecto de ir a fotografiar la Patagonia Chilena. En parte consiguió su objetivo, cada vez tengo más ganas de ir a Chile, pero por oro lado, me entró la curiosidad por la película y les compré el DVD.

La Quête D’Inspiration (La búsqueda de la inspiración), es una película de Mathieu Le Lay sobre el fotógrafo francés (y supongo que amigo personal suyo) Alexandre Deschaumes, donde muestran parte de sus viajes a Patagonia, Islandia, Alpes, Bretaña… Unos 52 minutos de auténtico disfrute de paisajes inolvidables.

La película que viene en francés y con opción de verla en inglés podría ser perfectamente muda. Uno simplemente se relaja en el sofá disfrutando de los paisajes que se nos muestran, y mientras tanto, entre paisaje y paisaje, escenas de como esta gente se va preparando para hacer la foto.

Y tal vez te pase como a mí al verla. La película te sabrá a poco. Menos mal que han incluido todas las escenas extra, horas y horas de metraje que grabaron para poder montar estos 52 minutos de película. Muchos de estos making of nos enseñan como grabaron algunas escenas usando cuadricopteros o cargando el director como una mula con un dolly (riel para cámara) montaña para arriba, montaña para abajo (a parte claro está de la cámara, lente, trípodes, tienda de campaña, comida, saco de dormir…).

Una cosa queda clara, si esta película la ve alguien que no esté acostumbrado a la fotografía de paisaje, al final de la misma se quedará con la impresión que para hacer un buena foto hace falta ir corriendo de una esquina a otra cargado como una mula con una gran mochila llena de equipo fotográfico y un trípode. Bueno, supongo que de alguna forma habría que poner un poco de emoción a la película, la cual, a pesar de esta pequeña crítica, si te gusta la fotografía, merece mucho la pena verla.

Ahora a parte de lo de la Patagonia, y otros sitios como ya hace tiempo que quiero ir, Islandia, creo que tengo que empezar a investigar estos bosques de los Alpes que enseñan en pleno otoño…

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