Accesorios

Si os habéis fijado un poco en algunas de las imágenes publicadas en el blog veréis que hace algún tiempo que estoy empleando como cámara principal la Sony A7 II. Con este artículo empiezo a publicar una serie de 3 vídeos donde comento mi compra.

Otoño en Val d'Arán

Otoño en Val d’Arán [Sony A7 II con Canon 70-200f4 IS L. Foto sacada a ISO100, f13 y 1/25 de segundo de tiempo de exposición. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2016.

Aquí tenéis el primer vídeo, la selección:

Como indico en el vídeo, en ningún momento Sony me ha pagado o prestado equipo. Esta cámara la compré con mi propio dinero, en caso contrario lo indicaría en el vídeo o aquí.

Enlaces a Amazon sobre las cámaras que menciono en el vídeo:

Accesorios que menciono:

Hace un par de semanas compré esta correa para cámara, la Peak Design Leash. La idea era buscar una nueva correa que pudiese quitar cuando me molestase en el trípode y volver a poner cuando necesitase poner la cámara al hombro. Aquí tenéis un vídeo con mis primeras impresiones sobre la misma.

Si no os gusta esta correa en específico pero sí la idea detrás de ella. Peak Design ofrece una gran variedad de modelos.

Este espero que sea el primer vídeo de una corta serie sobre gestión de color. No esperéis que sea la información exhaustiva, simplemente lo básico que tenemos que hacer para asegurarnos que tenemos un monitor calibrado y que cuando imprimamos, veamos lo mismo que se ve por la pantalla en el papel (dentro de unos ciertos márgenes).

Empezamos esta serie con un vídeo de como calibrar nuestro monitor con el ColorMunki Photo:

Espero que lo disfrutéis.

Cuando compré el lector de tarjetas de memoria de Lexar hace ya varios años, no tenía un ordenador con USB3. Obviamente por compatibilidad hacia atrás, podía utilizarlo con mi viejo ordenador a través de uno de sus puertos USB2. Hace algunos días di por perdido mi lector usb de tarjetas y terminé comprando uno nuevo, esta vez de la casa Kingston, en concreto su modelo FCR-HS3 que me salía 17,90€ más barato que el lector de Lexar (Kingston tiene un modelo FCR-HS4, más caro, la única diferencia que puedo ver es que soportan tarjetas SD UHSII, de las cuales no tengo ninguna).

1000 pesetas

1000 pesetas [Canon 5D Mark II con Canon EF 17-40 F4L. Toma sacada a IS0100, f13 y 1/13 seg. Trípode
y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2015.

Como suele pasar en estas cosas, el lector de Lexar apareció, y ahora he terminado con dos lectores. De paso también cambié de ordenador principal, así que ahora tengo un equipo con USB3 y puedo hacer algunas comparativa más interesante (bueno, realmente no, no tengo tarjeta de memoria suficientemente rápida como para que se muestre diferencia entre ambos, pero ya lo comento más adelante).

Empecemos describiendo un poco el model de Lexar:

Lector de tarjetas de memoria de Lexar

Está íntegramente fabricado en plástico. Como podéis observar por la foto superior, la parte de plástico negra (el lector de tarjetas en sí) se puede esconder dentro del adorno de plástico transparente, en un movimiento parecido al de una concha. El tamaño resulta de lo más práctico para llevar en una esquina en la maleta, mochila de fotos o mochila del portátil. Posee un indicador luminoso (led de color azul discreto) que nos indica si está leyendo o no de una tarjeta insertada.

Hablando de tarjetas, soporta Compact Flash y SD (micro SD si tenéis el adaptador). Es más, se pueden leer dos tarjetas de memoria al mismo tiempo, una de cada tipo, sin ningún tipo de problema.

Como se puede observar en al foto, el modelo de Kingston es más delgado pero más largo:

Lector de tarjetas FCR-HS3 de Kingston

La superficie superior del mismo parece que está fabricada en aluminio, el resto de la construcción es de plástico. A diferencia del de Lexar, este no tiene ninguna parte móvil. Aunque su tamaño también es relativamente pequeño, se me antoja menos transportable que el anterior, pero es más psicológico de verlos uno al lado del otro.

Lo que realmente no me gusta del lector de Kingston es la forma que te indica cuando hay una tarjeta en el lector o está leyendo la misma. El logotipo de Kingston es un led rojo, que se ilumina cuando tiene una tarjeta insertada y parpadea cuando lee o escribe en ella. La verdad es que es tan cantoso como feo. Una cuestión estética.

Al igual que el de Lexar, también lee tarjetas Compact Flash y SD (y varias tarjetas al mismo tiempo también). A diferencia del mismo, el lector de Kingston también es capaz de leer tarjetas MemoryStick (cada vez más raras de ver). Lo que sí es más interesante, es que tiene una ranura específica para tarjetas micro SD, sin necesidad de montarlas en un adaptador como en el caso de Lexar.

Como ya comenté anteriormente, en el momento de escribir esto, el modelo de Lexar se vendía por unos 36,20€, mientras que el de Kingston por unos 18,30€.

Lectura conectados a un puerto USB3

No hagáis mucho caso a esta prueba, la pongo aquí más que nada para comparar con las velocidades que expondré en el caso de que lo conectemos a un bus USB2. Mi tarjeta de memoria más rápida es una Compact Flash de Transcend de 32GB y velocidad 400X (lo cual debería garantizar una velocidad sostenida de lectura de 60MB/seg., según especificaciones). No es de las tarjetas más rápidas, así que más que el lector en sí, la tarjeta es la que está limitando la velocidad en la prueba.

Mi prueba consistió en copiar desde el lector 20GB de fotos al disco duro de mi ordenador (es un disco SSD, así que no debería afectar para nada la velocidad del mismo a las pruebas). Esto lo repetí unas 5 veces por lector y aquí lo que os muestro es el valor medio. En esta sencilla prueba, el lector de tarjetas de Kingston tardó 2 minutos 37 segundos en copiar los 20GB mientras que el lector de tarjetas de Lexar tardó 2 minutos 35 segundos. La diferencia es insignificante.

Si os estáis preguntado por que no he hecho ninguna prueba escribiendo a la tarjeta de memoria conectada al lector. La verdad es que casi nunca escribo nada en la tarjeta de memoria desde el lector. Las cámaras de fotos son las que se encargan de llenar la tarjeta, el lector de transferir esos datos a Lightroom.

Lectura conectados a un puerto USB2

Para ver cuanta velocidad perdía anteriormente por usar un puerto USB2 en vez USB3, hice la misma prueba que antes conectando el lector a través de un hub USB2 al ordenador. En esta ocasión la velocidad media del lector Kingston fue de 8 minutos 30 segundos en copiar los 20GB de fotos al disco duro, mientras que el lector Lexar tardó 8 minutos y 40 segundos. Si no tenías conectado uno de estos lectores de tarjetas usb a un puerto USB3 no sé a que estáis esperando.

Conclusiones

El lector Lexar lleva conmigo varios años y se ha comportado de forma excelente ese tiempo. El Kingston lleva solamente conmigo una semana, así que no haré valoraciones a la larga del mismo (tampoco asumáis que por qué a mí el lector de Lexar no me dio problema en varios años sea un lector fiable, habría que hacer una análisis de varios lectores para llegar a esa conclusión).

Dada la significativa diferencia de precio, personalmente de volver a tener que comprar uno, ahora mismo me decantaría por el Kingston. Es más feo con esa luz roja parpadeante, pero vale la mitad de precio. Ahora mismo es el que estoy usando dejando el Lexar de backup. En caso de que comience a fallar, no dudéis que os lo comentaría por aquí.

Magic Lantern

A veces uno no entiende como los fabricantes pueden ser tan negados para exprimir al máximo los productos que ellos mismo crean. Menos mal que existe gente que está dispuesta a demostrarles hasta donde puede llegar sus creaciones. Era el año 2008, y Canon decidió actualizar su cámara full-frame “económica” y lanzó al mercado la nueva Canon 5D Mark II. Era la primera cámara de Canon que grababa vídeo (cámara de fotos estamos hablando), y realmente no sabían la caja de Pandora que estaban abriendo. Sin comérselo ni bebérselo acababan de revolucionar el mercado, y no el fotográfico, sino el de vídeo. Por primera vez, los videografos tenían acceso a una cámara “barata”, digital, de 35 mm, que grababa vídeo. La gente con recursos limitados ya no tenía que gastarse decenas de miles de euros en conseguir un equipo que pudiese crear ese aspecto de película de cine, con los fondos desenfocados y centrados en los personajes. Terceros fabricantes aparecieron por todos los lados para convertir una simple cámara de fotos en un auténtico épico de producción cinematográfica.

Noche de invierno en Val d'Aran

Noche despejada de invierno en Val d’Aran.

Pero todo no era una simple maravilla, viendo lo que se le venía encima, Canon rápido empezó actualizar las características de grabación de vídeo de la cámara. Aún así seguía quedándose corta en ciertos aspectos. Uno de ellos y el más criticado era la falta de niveles de audio. Cuando grababas audio directamente con la cámara no había forma de controlar los amplificadores internos de la cámara con lo cual se podía dar el caso de que se saturasen y apareciesen estos ruidos estáticos tan molestos que vemos en muchas grabaciones no profesionales. Y lo peor de todo, es que Canon podría haber solucionado el problema con una simple actualización de software.

Tal vez esta pasividad de Canon fuese una ventaja para nosotros, alguien decidió no esperar. En el año 2009, un tal Trammel Hudson decidió empezar a estudiar le fichero binario en el que Canon distribuía las actualizaciones de firmware o software de la cámara. Haciendo ingeniería inversa se las arregló para entender las partes del software que controlaban la etapa amplificadora de la cámara, y empezando a jugar con modificaciones aquí y allá nació Magic Lantern, una serie de añadidos de software que mejoraban notablemente la forma de trabajar con la cámara.

Poco a poco lo que era un “simple” hack para conseguir una funcionalidad nueva en la cámara se convirtió en una serie de añadidos que cada día que pasa, no sé si dejan más en ridículo a los ingenieros de Canon, o demuestran como los fabricantes imposibilitan ciertas funcionalidades en cámaras más baratas que con una simple actualización de software podrían hacer lo que sus hermanas mayores son capaces de hacer (tal vez algunos fabricantes deberían tomar lecciones de Fuji.

Para la gente que graba vídeo es casi obligado instalarlo si usan una de estas cámaras de Canon (bueno, si no se ha comprado una cámara de la nueva sería EOS C especialmente diseñadas para grabar vídeo y que ya están en otro rango de precios prohibitivos para presupuestos ajustados). Pero para los que nos interesa simplemente la fotografía es un software que no podemos despreciar. Tenemos funcionalidades tan tontas como un intervalómetro (¿para que gastarse 90 euros en el oficial de Canon? ¡Un cacharro menos en la mochila…!), zebras en live view, que rápidamente te indican que zonas de la imagen están sobreexpuestas, y lo más importante, desde el punto de vista fotográfico, histograma en RAW. Eso de derechear el histograma, con técnicas complicadas y haciendo braketing por si las moscas pues, ya se ha terminado. Ahora mismo antes de hacer la foto se sabe si se va a quemar o no. Y los programadores no se han parado ahí, ahora andan jugando a extender el rango dinámico de las cámaras, algo que tengo que seguir de cerca.

Lo llevo usando desde el verano pasado. Al principio siempre me daba bastante reparo eso de modificar el firmware por defecto que viene con la cámara (no se modifica exactamente, el firmware original no se toca, simplemente se le activa la posibilidad de arrancar desde tarjeta de memoria, donde se esconderá a partir de ahora Magic Lantern). Pero ahora mismo, no sé si sabría volver a trabajar con la cámara como lo hacía antes. Ya no hay vuelta atrás para mí.

Hace ya más de un año comentaba por aquí que acababa de comprar mi nueva rótula Arca-Swiss Z1. Continuas peleas con mi anterior rótula fueron las que determinaron esta decisión. Las impresiones iniciales habían sido buenas, pero estas opiniones es mejor revisarlas después de un año de uso, cuando ya has puesto estos componentes mecánicos un buen trote. Después de todo, también decía maravillas de mi anterior rótula Manfrotto hasta que me harté de ella.

Esculls de Caynet

Esculls de Caynet. [Canon 5D Mark II con Canon 24mm TS-E Mark II y filtros: Polarizador Heliopan + Filtro de densidad neutra de 3 pasos Lee. Toma sacada a ISO100, F11, 8 segundos. Se empleó un trípode y disparador remoto]

Más de un año después la impresión sigue siendo buena. Salvo un par de puntos negativos que comentaré más adelante, la rótula se sigue comportando a la perfección. Una vez tienes ajustado el encuadre, aprietas la rótula y la cámara se queda quietecita dónde la tenías. Anteriormente con mi vieja rótula, y sobretodo con el 70–200, cada vez que apretaba, aquello se inclinaba varios milímetros, llegando al punto que a la hora de encuadrar tenía que calcular dicho movimiento para que el encuadre quedase bien. Con la Arca-Swiss Z1 esto no pasa, incluso si la aflojamos un poco, nos permite ajustes finos sin necesidad de perder todo el encuadre por completo. Hace falta un poco de práctica, y desde luego no va a llegar nunca al nivel de una rótula micrométrica (Arca-Swiss Cube te estoy mirando a ti, ¡anda que no eres cara!).

Las mayores críticas que puedes leer por internet sobre las rótulas Arca-Swiss es su sistema de enganche de la zapata. Tengo que decir que en mi caso particular no me ha dado la lata en ningún momento. Hay que tener en cuenta que yo empleo el enganche de tornillo, a diferencia de las que vienen con el quick-lock que es el que recibe más críticas.

Prometí comentar lo malo. Lo malo es que a la rótula no le gusta mucho el frío y la lluvia. Esto es una opinión que comparto con mi amigo Toni Gordon que posee la misma rótula que yo. Si hace mucho frío (temperaturas alrededor del cero o por debajo), a pesar de tener la rótula floja del todo, el primer movimiento siempre lo tienes que hacer con un pelín de fuerza de más, como si la rótula se quedase trabada. Lo mismo le sucede cuando se ha empapado por causa de la lluvia. Es una molestia menor, pero son una de esas cosas que te despistan un poco de lo que estás intentando fotografiar.

¿Volvería a comprar esta rótula? Probablemente sí, aunque todo hay que decirlo, ya llevo pensando desde hace algún tiempo que para el tipo de fotografía que hago, probablemente una rótula tipo Arca-Swiss Cube o Arca-Swiss D4 se adaptasen mejor a mí. Aunque claro, la última pesa significativamente más que la Z1, y eso se nota cuando subes la montaña.

Uno de los primero vídeo tutoriales publicado aquí explicaba la técnica que uso para enfocar la cámara manualmente con LiveView. Técnica que me ha dado grandes resultados con mi Canon 40D pero que con mi Canon 5D Mark II me dí cuenta de que requería mucho más cuidado. El sensor de mayor resolución de la 5d perdonaba menos cualquier desviación del punto de enfoque perfecto que mi vieja cámara. Por este motivo, desde hace algún tiempo estaba barajando comprar una de estas lupas para LCD, y al final he terminado adquiriendo una GGS 3x Perfect LCD Viewfinder.

GSS 3x Perfect View montando en una 5d Mark II

Uno de los puntos que me convenció por este modelo en la tienda, es que tiene un corrector de dioptrías, necesario para alguien con miopía como yo. Realmente en su momento de compra no estaba muy seguro si me iba acostumbrar a un dispositivo como este. Me parecía demasiado armatoste para ir cargando de una lado a otro con él en el campo. La verdad, es que al final me está resultando en una forma muy natural de trabajar.

GSS 3x Perfect View montando en una 5d Mark II

La lupa se acopla a la 5d usando una pequeña ventana adhesiva que se pega a la parte de atrás de la cámara. En un principio estaba algo preocupado por si le entraba humedad entre la pantalla LCD y este pequeño adaptador de plástico. Por el momento esto no ha pasado y os aseguro que en una ocasión las condiciones de humedad en el aire eran extremas.

Actualización (19/11/2012) – Bien, lo que me temía si ha pasado, este fin de semana pasado, en un día lluvioso intentando reflejar el otoño, ha empezado entrar algo de humedad entre el soporte y la pantalla, el resultado fue que después de un par de horas tenía el soporte completamente empañado por dentro, haciendo la visión de la LCD bastante incómoda. Supongo que el adhesivo poco a poco ha ido cediendo y ahora puede entrar algo de aire húmedo en él. El problema es que una vez en un ambiente seco, tarda horas en volver a la normalidad.

El funcionamiento es bastante sencillo, tiene un pequeño cordel para colgar el visor del cuello y así poder tener las manos libres mientras nos movemos por el campo. Con un pequeño click rápido lo enganchamos a la pantalla de atrás y podemos usar el zoom del LiveView para enfocar manualmente con total precisión (siempre dependiendo de la lente que usemos).

GSS 3x Perfect View montando en una 5d Mark II

Si queremos ver la pantalla sin la amplificación del visor, este permite abrirlo. Aunque tengo que confesar que con el túnel que crea, esta opción la he encontrado poco práctica.

Aunque estos dispositivos estén pensados más para la grabación de vídeo con las cámaras réflex digitales, la verdad es que para poder enfocar manualmente la lente usando la ayuda del zoom que se puede hacer en LiveView van de maravilla. Ahora a ver cuanto dura el adhesivo con el soporte ahí pegado.

Ya hace más de medio año comenté por aquí ciertos problemas que tenía con mi trípode que me llevaron a cambiarlo completamente. Primero me compré una rótula nueva y desde hace un mes y medio mi nuevo trípode, un Gitzo Systematic GT3542XLS. Este trípode pertenece a una nueva revisión de la serie Systematic de Gitzo que sacó a principios de año intentando resolver muchas de las críticas que tenía la serie antigua.

Gitzo systematic GT3542XLS en plena acción

En la elección de mi nuevo trípode buscaba varias cosas, de entrada no quería columna central, las columnas centrales desde mi punto de vista no valen para nada, desplegarla es como convertir tu trípode en un monopie que probablemente haga que la foto te salga trepidada. Quería que el trípode me pasase holgadamente por encima de mi cabeza, aquí me pasé 3 pueblos, dado que esta nueva versión del XLS mide 2 metros una vez desplegado. Carbono era el material que tenía en mente, mucho más ligero que aluminio y absorve mucho mejor las vibraciones. Al final terminé comprando un Gitzo Systematic GT3542XLS. Como otras opciones también evalué el Really Right Stuff TVC–34L, pero el hecho de tener que pedirlo a Estados Unidos me tiró un poco para atrás, sobretodo si tenemos en cuenta que para cualquier problema, tendría que enviarlo hasta allí.

Bien, antes de empezar analizando el trípode, decir que solamente llevo un mes y medio con él. Realmente para hacer una buena revisión del mismo habría que ver como se comporta varios años en el futuro de aquí. Por el momento viene con una garantía de 5 años que da impresión de fiabilidad. En este pequeño análisis sencillamente iré detallando cada una de las características del mismo y mis primeras impresiones sobre las mismas.

Plato del trípode Gitzo GT3542XLS

En vez de columna central, la serie Systematic viene con un plato, este plato se puede intercambiar por una columna central o una base basculante que facilita la tarea de crear panoramas, ambos accesorios hay que comprarlos a parte. En la foto os podéis fijar que al lado del plato tiene un pequeño nivel para conseguir que la base de la rótula esté perfectamente nivelada (de nuevo, esto es particularmente interesante si nos dedicamos hacer fotografía panorámica). También venden la idea de que compres varios platos por si tienes varias rótulas distintas que quieras intercambiar de forma rápida en el mismo trípode.

Gitzo GT3542XLS con el plato del trípode extraído.
Plato que viene de serie con el trípode GT3542XLS systematic, se puede apreciar el enganche para colgar un peso del mismo

En la parte inferior de la base se puede observar un gancho para colgar un peso del trípode en caso de situaciones de viento. También presenta un tornillo alen (se suministra la llave necesaria) para apretar la rótula una vez atornillada a la misma.

Llave manual de los nuevos trípodes Gitzo Systematic para apoyar el plato
Pestaña de seguro de los nuevos trípodes Gitzo Systematic para que el plato no se salga accidentalmente del trípode con nuestra cámara en él

Esta sistema de platos siempre ha sido una de las cosas más criticadas de la anterior serie Systematic. Se ajustaba a través de un tornillo y este tenía la tendencia de aflojarse con el tiempo, lo cual podía provocar que el plato se soltase mientras movías el trípode con la cámara atada al mismo. Tu cámara y tu lente hecha añicos en el suelo no suelen causar buena impresión. Ahora incorporan un doble sistema de seguridad, de entrada el tornillo que aprieta el plato se puede apretar manualmente, de esta forma siempre podemos asegurarnos de que está bien apretado aunque no llevemos encima el juego de llaves que se suministra con el mismo. Por otro lado, también se incluye una pequeño pestaña que hace falta apretar para poder quitar el plato del trípode, asegurándonos de esta forma que el plato no se escape del trípode aunque este no esté lo suficientemente apretado.

Sistema de cierre G-Lock de secciones de las patas de los trípodes Gitzo

Este trípode tiene 4 secciones de patas. Estas se pueden estirar girando el sistema G-Lock de Gitzo. Un pequeño giro de esta rosca libera la sección del trípode y podemos ajustar la altura de la pata como deseemos. Otro pequeño giro en sentido contrario aprieta la pata y se queda fija en esa posición. Gitzo afirma que cuanto más peso le pongas encima más fuerza hará el cierre y impedirá que la pata se encoja mientras tenemos la cámara encima (en teoría este trípode es capaz de soportar hasta 25 Kg de peso sobre sus patas). Ahora bien, si vais hacer fotos en la playa, no permitáis que ninguna de estos cierres quede por debajo de la arena, os podéis cansar de limpiarlos después en casa, hablando por experiencia propia.

Comentando esto de limpiar los cierres, decir que es increíblemente fácil desmontar este tipo de cierres, para poder limpiarlos después con toda la calma del mundo. Gitzo incorpora un pequeño bote de grasa para poder engrasar las roscas y así que su giro sea lo más suave posible.

Palanca que ajusta el angulo de ataque de cada una de las patas de forma independiente en la serie systematic de Gitzo
Altura más baja que se puede alcanzar con el Gitzo GT3542XLS

Como comenté, el trípode puede elevarse hasta una altura de 2 metros, ideal para poner una de las patas en ese desnivel que hace que después no tengamos el trípode a la altura deseada. Pero tal vez, para la composición que estamos buscando, queramos precisamente lo contrario, que el trípode esté lo más bajo posible. Para ello, cada una de las patas puede desplegarse con diferentes ángulos controlados a través de una sencilla pestaña (esto también nos valdrá para colocar el trípode en zonas de terrenos muy irregulares, dándole mayor versatilidad). Como podéis ver en las anteriores imágenes, el trípode se llega a colocar casi a nivel del suelo.

Terminación en punta de la nueva serie de trípodes Gitzo Systematic

Y hablando de patas, las puntas vienen equipadas de una forma bastante versátil. De serie incorporan unas bases de goma que se puede extraer para desvelar unas puntas para clavar el trípode en terrenos blandos. Si estamos trabajando en zonas de arena o nieve, se pueden colocar unos accesorios que evitarán que el trípode se nos entierre más de lo necesario.

Accesorios que vienen con el Gitzo GT3542XLS

Hablando de accesorios, en esta foto podéis ver todos los que trae de serie. Un juego de 3 llaves alen para apretar las diferentes tuercas del mismo. Un kit de nieve para colocar en la punta de nuestras patas como ya comenté anteriormente. Un juego de 3 topes de goma para las patas, por si no queremos ir cargando con la versión que tiene la punta dentro. Un pequeño tubo de grasa para reengrasar el trípode cuando haga falta. Un juego de piezas de plástico de recambio que van dentro de las patas y impiden que cada una de las secciones circulares giren sobre sí mismas. Y por último una bolsa para guardarla todo. En la foto no sale, pero también se incluye una funda de tela para guardar el trípode, eso sí, no es lo suficientemente grande para guardarlo con la rótula puesta.

Y hasta aquí este pequeño análissis de una de mis últimas adquisiciones. Ahora queda que pase el tiempo para ver si el trípode cumple con las expectativas. Por el momento estoy bastante contento con él, más adelante ya veremos si su durabilidad también está a la altura.

Como fotógrafos ya seamos aficionados o profesionales siempre nos gusta enseñar a la gente nuestras mejores imágenes, por qué después de todo, ¿para que hacemos las fotos sino? Y desde la introducción por parte de Apple del iPads se ha convertido en un dispositivo bastante versátil para realizar dicha tarea. En un dispositivo de tamaño reducido y con una gran pantalla podemos ir mostrando nuestras fotos a amigos o clientes de forma sencilla y rápida. Ahora bien, ¿Cuál es la mejor forma de exportar nuestras fotos de Lightroom de forma óptima en cuanto a calidad y lo más automáticamente posible?

Abriéndose

Abriéndose… [Cámara: Canon 5D Mark II. Lente: Tamron 90mm f2.8 macro. Exposición: ISO800, f7,1 y 1/160 seg. Toma sacada con trípode, disparador remoto, y espejo levantado.]. © David García Pérez 2012.

Nuestra primera parada es en Lightroom, en el modulo de “Librería”, en la barra de herramientas vertical de la izquierda, abajo de todo, tenemos unas utilidades conocidas como “Servicios de Publicación.”

Servicios de publicación de Lightroom

Si pulsamos sobre el botón “+” podemos añadir un nuevo servicio de publicación, en este caso será del tipo “Disco Duro” y lo configuramos de la siguiente forma:

Configurando un servicio de publicación en Lightroom
  • Descripción – Simplemente ponemos un nombre para poder identificarlo, en mi caso es simple y llanamente iPad.
  • Ubicación de exportación – En este caso simplemente estoy eligiendo una carpeta en el escritorio de mi ordenador.
  • Nombre de archivos – Lo dejo tal cual está, aunque podéis renombrarlos como deseéis, no es que sea muy relevante.
  • Vídeo – Selecciono no incluir ningún vídeo en esta exportación, principalmente por qué no suelo almacenar vídeos en Lightroom.
  • Ajustes de archivo – Aquí empezamos con lo interesante. De entrada obviamente el Formato de Imagen es JPEG, el Espacio de color tiene que ser sRGB, cualquier otro espacio de color hará que los colores representados en el iPad puedan ser muy distintos de los que vemos en Lightroom. La Calidad personalmente lo dejo en 80, me está dando bastantes buenos resultados sin crear un tamaño de fichero excesivo.
  • Cambiar tamaño de imagen – Siguiente parámetro interesante para configurar, y este dependerá de si tenemos un iPad original, un iPad 2, o un iPad de tercera generación. Para los dos primeros, como es mi caso particular, suelo reescalar las imágenes para que el borde corto sea de un tamaño de 1536 píxeles. Esto es el doble de resolución que tiene el borde corto de la pantalla de esos iPads, de esta forma, siempre podremos hacer un poco de zoom en la imagen cuando la mostramos, pero tampoco tendremos un fichero de tamaño increíblemente excesivo. Para los iPads de tercera generación, dado que han duplicado la resolución de la pantalla con respecto a modelos anteriores, pues ponemos el borde corto a 3072 píxeles. La Resolución la ignoramos, el tamaño que pongamos ahí no afectará para nada al resultado.
  • Enfoque de salida – En este caso seleccionamos un enfoque para Pantalla, y le ponemos como Cantidad alto, de esta forma los detalles de nuestras imágenes tendrán un aspecto magnífico en nuestros tabletas.
  • Metadatos – Esto a gusto del consumidor, en mi caso, por ningún motivo particular, simplemente exporto el copyright y mi información de contacto en la foto.
  • Marcas de agua – Yo particularmente no suelo poner ninguna.

Ya tenemos listo nuestro nuevo módulo de exportación de fotos, ahora solamente nos queda arrastrar las fotos que queramos publicar al mismo:

Añadiendo fotos al nuevo servicio de publicación

Una vez ahí, simplemente pulsamos el botón publicar y Lightroom automáticamente comenzará a exportar las imágenes a la carpeta que configuramos anterioremente.

Fotos listas para ser publicadas del Lightroom al iPad

Según vamos “publicando” fotos a dicha carpeta vemos que Lightroom las empieza a separar en publicadas y no publicadas, de esta forma sabemos perfectamente lo que no está publicado y lo que sí, al mismo tiempo que Lightroom evitará que exportemos duplicados. Si queremos eliminar una foto de las publicadas, la arrastramos de vuelta a las no publicadas.

Parte de las fotos ya exportadas al disco duro

Y listo, ya tenemos nuestras fotos preparadas en perfecta forma para ser visualizadas en el iPad en una carpeta en nuestro disco duro:

Ficheros exportados en la carpeta que habíamos seleccionado en el servicio de publciaciones

Ahora mismo hemos terminado con Lightroom y llega el momento de irnos a iTunes. Aquí simplemente seleccionamos en las opciones de exportación de fotos la carpeta que acabamos de crear.

Seleccionando en iTunes la carpeta para que exporte las imágenes del Lightroom

Listo, ahora ya podemos ver en la aplicación de fotos de nuestro iPad las fotos que acabamos de transferir. Si cambiamos cualquier cosa en Lightroom en el modo de publicaciones dichos cambios serán automáticamente reflejados en el iPad cada vez que lo sincronicemos con iTunes.

Últimamente con el grupo de gente con el que me escapo hacer fotos siempre surge el tema de lo difícil que es conseguir algunos filtros fotográficos, en particular el Lee Bigstopper. Tienda en que preguntas, tienda en la que dicen que probablemente no tengan stock de él mismo hasta dentro de varios meses. Después de ver el siguiente vídeo de como se fabrican no me extraña. Sabía que era un proceso artesanal, pero desde luego, no tanto como muestran aquí.

Fuente: DIY Photography.

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