Empiezo con esta entrada una pequeña serie de trucos para Adobe Lightroom, pequeñas entradas rápidas con uno o dos pequeños «truquillos» que puede que os ayuden a mejorar la utilización de dicha herramienta, con la que muchos de nosotros pasamos tantas o más horas como las que pasamos haciendo fotografías.

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El sol se esconde en Lloret de Mar [Canon 5D Mark II con Canon 70 -200f4L IS. Toma sacada a IS0100, f13 y 1/30 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Uno de los pasos más comunes en el procesado de nuestras fotos en el el módulo de «Revelar» de Lightroom es el de ajustar el punto de blanco y negro. Habitualmente esto lo hago pulsando la tecla de mayúsculas y moviendo poco a poco la barra de blancos y la de negros hasta que me quede contento con el resultado.

Controles de Blanco y Negro de Adobe Lightroom

Pero Lightroom nos ofrece una forma más sencilla de conseguir esto. Si pulsamos la tecla de mayúsculas y hacemos doble click sobre la barra de blancos y negros, Lightroom nos ajustará de forma automática el punto de blanco y negro. Puede que después uno quiera reajustar la selección de Lightroom un poco, dependiendo del tipo de resultado que intente dar a la foto durante el proceso de revelado.

Cita

Consultar las reglas de composición antes de hacer una fotografía es un poco como consultar la ley de la gravitación antes de ir a caminar.

Edward Weston

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En una entrada un poco atípica a las habituales en mi blog voy a contar la historia detrás de una fotografía, la que el joven Yousuf Karsh hizo a Wiston Churchill en su visita a Canada en plena segunda guerra mundial. Fotografía que lanzaría a Karsh a la fama internacional y que marcó el espíritu de una nación en sus años más oscuros. La nación del discurso de que jamás nos rendiremos.

Autoretrato de Yousuf Karsh

Yousuf Karsh – autoretrato. © Yousuf Karsh.

Antes de hablar de la fotografía pongamos un poco las cosas en contexto. Estamos en el año 1941, la Alemania nazi controla toda Europa continental. Acaban de poner una marioneta a cargo del gobierno de Francia, la costa europea mirando a las islas británicas están llenas de soldados hostiles, y el año antes los británicos por los pelos consiguieron salvar al grueso de sus tropas en territorio continental de vuelta a territorio amigo.

A pesar de que colonias y ex-colonias británicas se habían unido y declarado la guerra a la Alemania nazi (Estados Unidos todavía no había entrado en la segunda guerra mundial, sería el año que viene cuando Japón atacó Pearl Harbour), el Reino Unido estaba sola frente a los continuos ataques de la aviación y flota naval alemana. Había comenzado lo que se conocía como la Batalla de Gran Bretaña, y todo apuntaba a que pronto se convertirían en otra de las nuevas conquistas de los nazis.

Durante ese año 1941 (entre otros de la guerra), muchos soldados canadienses viajaron a Gran Bretaña para ayudar con la defensa del país. A parte, Canada prestaba ayuda económica y de recursos a unas islas aisladas al otro lado del atlántico. Durante ese año Wiston Churchill viajó a Canada para comentar la situación en persona con el primer ministro canadiense, Mackenzie King.

Wiston Churchill por Yousuf Karsh

El famoso retrato de Wiston Churchill por Yousuf Karsh. © Yousuf Karsh.

Durante esa época, un joven armenio que había emigrado con sus padres de niño a Canada comenzaba su carrera fotográfica profesional en la capital canadiense: Ottawa. Tenía en mente el objetivo de retratar a las personas más influyentes de su época y pensó que vivir en la capital le podría dar esa oportunidad.

Empezó a trabajar en un teatro fotografiando a los diversos actores y aprendiendo de iluminación artificial (no tan fácil de aprender en aquella época como ahora). Su estadía en el teatro le llevó a conocer a diversa gente y por casualidades de la vida, a Mackenzie King, de quién se hizo amigo y le ofreció la posibilidad de trabajar para el gobierno canadiense fotografiando las visitas de diversos mandatarios extranjeros en la capital.

Yousuf Karsh se estrenaría en dicha posición fotografiando la primera visita de Roosevelt a Canada (y la primera vez que un presidente de Estados Unidos visitaba dicho país… menos mal que eran vecinos…). Cuando Churchill visitó Ottawa, Karsh fue llamado para hacerle la fotografía.

En su libro, Faces of Our Time, Karsh recuenta la historia de dicha fotografía. Karsh había preparado su equipo en una sala junto al parlamento candiense, donde Churchill estaba dando un discurso. Karsh había medido la luz empleando a una persona de dimensiones parecidas a las de Churchill, todo estaba listo.

Cuando Churchill fue llevado a la sala, este no estaba de humor para la foto (en algunas referencias mencionan que nadie había avisado a Churchill de la sesión fotográfica y se lo había tomado a mal), en las propias palabras de Karsh:

No estaba de humor para un retrato y dos minutos para ello era todo lo que estaba dispuesto a darme mientras pasaba del parlamento a otra sala. Dos míseros minutos en los cuales yo debía intentar poner en película a un hombre del que se habían escrito o inspirado una biblioteca de libros, desconcertado a sus guionistas, llenado el mundo con su fama, y a mí, en esta ocasión, de pavor.

Churchill que no estaba de humor en ese momento para la fotografía, habiendo permitido a Karsh solamente hacerle una, empezó a fumar uno de esos cigarros tan característicos de él. El cigarro no entraba en la imagen que quería hacer Karsh de dicho líder. En palabras de Karsh, esto es lo que pasó a continuación:

El cigarro de Churchill estaba continuamente presente. Saqué un cenicero, pero no se deshizo del cigarro. Regresé a mi cámara y comprobé que todo estaba bien técnicamente. Y esperé; continuó a fumar vigorosamente su cigarro. Y esperé. Entonces caminé hacia él, y sin premeditación, pero respetuosamente, dije, “perdóneme, señor,” y le arranqué el cigarrillo de la boca. Para cuando estaba de vuelta a mi cámara, me miraba tan fijamente que me podría haber devorado. Fue en ese instante cuando le hice la foto.

Esa fotografía se convertiría en una de las más famosos retratos, y en ese momento, usada por diversas revistas de la época, retrató el espíritu de la Gran Bretaña que no se iba a rendir ante lo que parecía una causa perdida.

La historia cuenta que Churchill se acercó a Karsh sonriendo y mientras le daba la mano le comentaba: “Podrías hacer que un león rugiente se quedase quieto para ser fotografiado, me puedes hacer otra fotografía”. Y la segunda fotografía que Karsh le haría muestra a un Churchill sonriente ante la cámara.

Segundo retrato de Churchill por Yousuf Karsh

El retrato más amigable de Wiston Churchill por Yousuf Karsh. © Yousuf Karsh.

Fuentes: Petapixel: In His Iconic Portrait, Winston Churchill is Scowling Over a Lost Cigar; Boston Public Library; Iconic Photos: Winston Churchill by Yousef Karsh; y Smithsonian: The Day Wiston Churchill Lost his Cigar.

Comentaba hace unos meses que desde febrero del 2012 la venta de cámaras fotográficas con lentes intercambiables ha ido decreciendo de forma continuada. En aquel momento me estaba centrando más en la evolución de mercado de cámaras réflex frente a las sin espejo (mirrorless).

Otoño en Coll de Pal

Otoño en Coll de Pal [Canon 5D Mark II con Canon 70 -200f4L IS. Toma sacada a IS0100, f13 y 1,3 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

A pesar de que esta tendencia solamente está pasando desde los últimos dos años, parece que los propios fabricantes de cámaras no cuentan que esto levante cabeza, es más, incluso esperan que vaya a peor. En su informe a inversores, Sony predice que de aquí a 2017 venderá un 55% menos de sensores para cámaras digitales con lentes intercambiables (curiosamente, esperan seguir fabricando la misma cantidad de sensores y compensar la pérdida de ventas en cámaras digitales en otros productos como móviles (Sony ahora mismo es líder en fabricación de sensores para móviles, Apple los usa en sus famosos iPhone), coches, tablets…).

Si pensáis que tal vez Sony no sea un fabricante representativo, tener en cuenta que a parte de sus cámaras, fabrica los sensores para la mayoría de las cámaras que vende Nikon, para algunas cámaras de micro 4/3 y desde hace poco, prácticamente en todos los sensores de cámaras de medio formato de última generación (Phase One, Hasselblad o Pentax).

Tal vez esta tendencia os parezca rara, sobretodo si analizamos los pasos de los fabricantes últimamente, donde parece que están en una carrera a ver quien saca la cámara más atractiva (vale, todos los fabricantes excepto los dos que más venden, ya sabéis de quienes hablo). Incluso si nos fijamos en la propia compañía de dicho informe, que desde hace un par de años ninguna de sus cámaras dura en el mercado más de año y medio antes de que salga una versión que la mejora significativamente.

En The OnLine Photographer analizan la situación como los fabricantes minoritarios: Fuji, Sony, Olympus, Panasonic, etc. intentando por todos los medios hacerse un hueco en lo que parece que será el mercado lucrativo, el de gama alta, donde los márgenes de beneficios para el fabricante suelen ser más generosos. Lo cual analizan que es un situación interesante para nosotros, los fotógrafos, dado que nos permitirá acceder a mejores productos a precios más competitivos de lo habitual. La mala noticia sería, que si la frase anterior tiene razón, que para cuando el mercado se estabilice y queden los fabricantes que queden, los precios tenderán a subir.

Pase lo que pase, lo que si parece que es cierto es que cada vez los fabricantes de cámaras están fabricándolas pensando más en las características que un fotógrafo aprecia, más que en algo que medianamente contentará a mucha gente, experta e inexperta.

Pero, como cuando siempre escribo un artículo de estos, no me hagáis caso, que yo no soy ni experto en mercado ni nada, con opiniones altamente cuestionables.

Tal vez uno de los trucos que antes aprende la gente cuando empieza con fotografía de paisaje es lo de crear el denominado «efecto seda» cuando se fotografía agua. Es uno de los efectos fotográficos más fáciles de hacer, tal vez increíblemente abusado por todos nosotros, pero que tal vez sea increíblemente gratificante de conseguir dado que es una de esas realidades que nuestros ojos no pueden ver, y solamente una cámara fotográfica es capaz de mostrar.

¡Qué lo disfrutéis!

La gente que me conoce notará que hay cierto cinismo por mi parte al hacer un artículo de sobre como funciona un sistema de autoenfoque, más que nada por que yo para el 90% de mis fotos enfoco la cámara de forma manual.

Anochecer sobre el Aneto

Anochecer sobre el Aneto [Canon 5D Mark II con Canon 70 -200f4L IS. Toma sacada a IS0100, f11 y 1 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

La idea de este artículo me surgió un pelín de rebote. Estaba leyendo una entrevista a Jay Kelbley de Samsung sobre el anuncio de la nueva NX1. Durante la lectura de dicha entrevista hubo un párrafo que me llamó la atención. El entrevistador le pregunta al representante de Samsung si teniendo 200 puntos de enfoque por detección de fase en el propio sensor eso no hace que la imagen pierda calidad dado que los píxeles, en el sensor, usados para hacer sensor de autoenfoque no captaban tan bien la luz como los píxeles normales (el entrevistado aclararía que el porcentaje de píxeles afectados por esto es mínimo y que no afecta la imagen, cálculos a ojo del entrevistador ponen ese porcentaje por debajo del 1% de todos los píxeles del sensor).

En ese momento me di cuenta de que realmente no sabía como funcionaban dichos sistemas, ni por que al ponerlos en el sensor afectaría a que zonas del sensor no pudiesen captar tan bien la luz como otras zonas. Así que decidí leer un poco sobre el tema, con la inevitable consecuencia de terminar por convertirse en artículo para este blog.

Historia

Como muchas de las ideas de al fotografía actual, la historia de los sistemas de autoenfoque empieza con una marca: Leica. Aunque la época en la que comienza esta historia era conocida como Leitz.

En el año 1960, Leica patentaría los primeros sistemas de autoenfoque. Seguiría jugando con diversas ideas de como hacer un sistema de autoenfoque hasta que en el año 1976 presentarían durante el Photokina la Leitz Correfot, una cámara que utilizaba un sistema de confirmación de enfoque parecido a los sistemas de detección de fase que se emplean en la actualidad (explicación detrás de esta idea más adelante). Esta cámara no dejaría ser un prototipo que no se comercializó, al igual que la reflex que presentarían en el siguiente Photokina en el año 1978 (los Photokina tiene una periocidad de dos años).

Mientras tanto, una compañía americana, Honeywell, poco conocida en el mundo de la fotografía, publicaría durante los 70 cuatro patentes con las ideas de lo que hoy conocemos como sistema de enfoque por detección de fase (“Electronic Focus for Cameras”, por N. Stauffer y D. Wilwerding March, Scientific Honeyweller, Volumen 3, N. 1 Marzo 1982) y que gran parte de las cámaras de hoy en día usan (bueno, una evolución de esas ideas iniciales).

Honeywell no comercializaría una cámara basadas en su idea, que denominaban “Visitronic AF system”. Sería Konica con su Konica C35 AF la primera en comercializar una cámara con dicho sistema (pagando a Honeywell los respectivos derechos de pantente), convirtiéndose al mismo tiempo en la primera cámara producida en masa en comercializarse con un sistema de autoenfoque.

Konica abrió la caja de pandora y otras marcas rápido la seguirían, empezando con la Polaroid SX–70 que se comercializaría el año siguiente, 1978. Está era la primera cámara réflex con sistema de autoenfoque, pero usaría un sistema activo en vez de pasivo como la anterior C35 (un sistema activo emite una luz infraroja o ultrasonidos para ayudar al sistema de autoenfoque a enofocar, a diferencia de los pasivos como el de la C35 que son los que se usan habitualmente hoy en día).

Pero realmente los sistemas anteriores no serían lo que hoy en día entendemos como 100% sistemas de autoenfoque. Simplemente confirmaban que la lente estaba enfocada, pero no había motores que moviesen la lente. No sería hasta el año 1981 que Pentax lanzaría su Pentax ME-F, la primera cámara réflex que tenía un motor que movía el anillo de enfoque de la lente en coordinación con el sistema de autoenfoque. Era un sistema bastante antiestético, dado que los motores eléctricos que movían el anillo de enfoque sobresalían por debajo de la lente.

Nikon seguiría a Pentax con su Nikon F3AF en el año 1983. Pero no sería hasta el año 1985 que Minolta saca su Minolta 7000, la primera cámara que incorporaría tanto motor de autoenfoque como sistema de autoenfoque en el propio cuerpo de la cámara, haciendo que las lentes fuesen mucho más atractivas en cuanto a diseño con respecto a los sistemas de autoenfoque de otras marcas. Esto idea sería seguida por otros fabricantes como Nikon.

Pero Minolta, al igual que casi el resto de fabricantes de cámaras con sistemas de autoenfoque con detección de fase, como Nikon o Canon, tuvieron un pequeño contratiempo económico. Honeywell no le hizo gracia que la gente no pagase por el uso de sus patentes y empezó demandado a Minolta, que se vería obligada a pagar casi 100 millones de euros por el uso de las patentes de Honeywell. Otros fabricantes seguirían la suerte de Minolta.

Canon, a pesar de tener cámaras compactas con sistemas de autoenfoque desde hace años, como la Canon AF35M, no entraría en el mercado de las réflex con sistema de autoenfoque hasta el año 1987, con la introducción de su serie EOS. Aquí volvería a poner los motores de autoenfoque en la lente, de esta vez sin abultados añadidos debajo de la misma. Diseño al que ya todos estamos acostumbrados hoy en día.

Funcionamiento

Aunque hay más sistemas, los algoritmos de detección de autoenfoque por contraste y por detección de fase, que presento a continuación, son los que se emplean en la mayoría de las cámaras de fotografía actuales, ya sea tu teléfono móvil y o tu réflex que te costó como la entrada de un coche de gama alta (algunas incluso como el coche mismo).

Enfoque por contraste

Empiezo explicando la idea de funcionamiento de autoenfoque por contraste dado que es la más sencilla de todas. La hipótesis es muy sencilla: “Una zona de la imagen estará enfocada cuando el contraste es máximo para ese región”.

El algoritmo de enfoque por contraste funciona de la siguiente forma: Primero, en la región de la imagen que quiero que esté enfocada (puede ser una región pequeña o toda la imagen, depende de lo que configuremos) analizo el histograma y saco una medida del contraste de la imagen. Segundo, muevo un pelín la lente en una dirección, si el contraste aumenta, sigo en esa dirección, sino, empiezo a mover el enfoque de la lente en dirección contraria. Sigo haciendo esto mientras el contraste de la zona a analizar aumente, una vez empiece a disminuir, significa que me he pasado, y tengo que volver hacia atrás, hasta encontrar de nuevo ese punto de máximo enfoque.

Tal vez habéis notado que este algoritmo tiene una desventaja principal, la cámara no sabe hacia donde tiene que mover la lente para conseguir enfocar, lo cual puede hacer que se pierda tiempo intentando enfocar la lente en el sentido contrario al deseado, a parte de cuando se alcanza el punto máximo de enfoque, la cámara no la sabe, por lo que necesita pasarse un poco para comprobar que el histograma disminuye su contraste y volver para atrás. En resumen, los sistemas de autoenfoque por contraste son más lentos que los sistemas de enfoque por detección de fase que comento en la siguiente sección.

Pero no todo son desventajas. Como explicaré más adelante, la detección por contraste en cámaras digitales se hace en sobre el propio sensor, lo cual hará que sean mucho más precisos que los sistemas tradicionales de detección de fase (a parte de que no necesitan ninguna calibración), aunque esto está cambiando con los nuevos sistemas de detección híbridos que comentaré más adelante.

Enfoque por detección de fase

La explicación de como funcionan los sistemas de detección de fase es un pelín más complicada que la de contraste y está basada en el siguiente principio: “cuando un punto está enfocado, los rayos de luz provenientes de dicho objeto/zona iluminarán de forma igual puntos opuestos de la lente (la lente está en ”fase“)”.

Empleando este principio, los fabricantes de cámara son capaces de crear sensores que que recogen la luz proveniente de los bordes de la lente en diversas zonas de la imagen. Miden la luz proveniente de uno de los bordes con un sensor y del borde diametralmente opuesto con otro (la siguiente figura muestra un esquema de como funciona). Este sistema es capaz de detectar en que sentido se tiene que mover la lente para que esté bien enfocada.

Enfoque por detección de fase

La anterior figura intenta explicar como funciona el sistema de enfoque por detección de fase. A la izquierda tenemos un punto negro que entendemos que es lo que queremos enfocar. Tenemos nuestra lente en el medio que en cada caso pasará de estar enfocada a un punto muy cercano del objeto (1), después correctamente enfocada (2), y por último, demasiado lejos del punto de enfoque ideal (3). La barrera negra con dos agujeros representa como el fabricante es capaz de separar la luz de de dos zonas distintas de la lente (en realizad el fabricante usaran un separador de rayos (beans splitter) que algunas veces veo representado por una pieza óptica en forma de trapecio… pero ya me he olvidado de mis clases de óptica geométrica en la carrera, así que no me hagáis caso). Después del separador de rayos (traducción muy liberal por mi parte) tenemos un par de microlentes que ayudan a enfocar la luz sobre el sensor (los rectángulos amarillos).

Como veis en los diagramas la luz llega a ambos sensores de diferentes zonas de la lente diametralmente opuestas. Analizando la intensidad recibida en ambas sensores y comparando la gráficas la cámara es capaz de saber si la lente está enfocada (2), dado que ambas señales están en “fase” (sobrelapadas), o cuanto de lejos y en que sentido tiene que mover los motores de autoenfoque según lo como sea esa diferencia de fase. Gracias a esto último, hace que los sistemas de detección de fase sean, habitualmente, más rápidos que los sistemas de enfoque por contraste.

Implementaciones en las cámaras

Ahora que tenemos una idea más o menos clara de como estos algoritmos funcionan, veamos como los fabricantes han decidido implementarlos en las cámaras digitales modernas (bueno, modernas al momento de escribir el artículo -finales del 2014-).

Lo obvio, por detección de contraste

Los sistemas de autoenfoque por detección de contraste eran hasta hace unos años usados de forma casi en exclusiva por cámaras de vídeo digitales o cámaras de fotografía compactas, pero la situación cambió bastante con la introducción de cámaras sin espejo, las cuales no podían llevar los sistemas de autoenfoque por detección de fase como veréis en la siguiente sección (también la introducción de liveview forzó a los fabricantes de réflex a añadir esta tecnología en sus cámaras).

Todas las cámaras actuales ofrecen la posibilidad de enfoque por contraste y básicamente esta se emplea cuando la cámara está en liveview o es una cámara sin espejo (esta frase cada vez es menos cierta, sino, leer hacia el final del artículo la sección "Detección de fase en el sensor digital"). Es el propio sensor el que hace de sensor de autoenfoque. La cámara lee la señal que viene del sensor, del área que queremos tener enfocada, y por software calcula el histograma de la misma y el contraste, y después empieza a mover el motor de autoenfoque tal y como indiqué anteriormente.

Como ya dije el sistema es lento, pero su principal ventaja es que se hace sobre el sensor, así que no hay problemas de calibraciones como comentaré en la siguiente sección, por lo cual será un sistema de enfoque muy preciso.

Montaje típico de detección de fase

Heredando de la época de película, dónde el sensor de autoenfoque no podía estar delante de la propia película, los fabricantes de cámaras digitales tipo réflex optaron por el montaje de sensor de autoenfoque como se muestra en la siguiente figura.

Montaje típico de sensor de autoenfoque por detección de fase

Cuando el espejo está bajado, una pequeña zona del mismo es semitransparente, lo cual permite que parte de la luz viaje hasta el sensor de autoenfoque (gracias a un segundo espejo) que reside en la parte inferior del habitáculo del sensor/espejo de una cámara digital. Cuando se hace la foto, la combinación de espejos se levanta en conjunto y la luz en su totalidad llega al sensor, ya sea película o digital. Por eso hasta hace muy poco (ver la parte de sensores híbridos) era imposible usar un el sistema de autoenfoque por detección de fase cuando una cámara réflex estaba en liveview.

Como pequeño detalle, indicar que habitualmente estos sensores de autoenfoque (hay uno por cada punto de autoenfoque que tenga nuestra cámara) suelen ser horizontales, lo cual hacen que se detecten mejor las características verticales (según leo, las imágenes tienden a contener más características verticales que horizontales). De todas formas, desde hace unos años, algunas cámaras incorporan un sensor vertical que cruza algunos de los horizontales para darle mayor precisión al mecanismo de enfoque, es lo que habitualmente se conoce como puntos de autoenfoque en cruz.

Problemas de esta solución

Esta solución, aunque es la más usada por las cámaras profesionales, tiene sus desventajas. Empecemos por la más agravante de todas: falsos positivos. Dado que el sensor de autoenfoque no está colocado en el mismo plano que el sensor, o sobre el sensor mismo, si el sistema no viene bien ajustado de fabrica podemos tener problemas de calibración, donde veamos que para algunas lentes enfoca bien pero para otras no.

Para solventar este problema, las cámaras modernas suelen venir con un menú especial donde se puede especificar la corrección para cada lente que tengamos, habitualmente usando un sistema como LensAlign para conseguir un perfecto calibrado.

Sí os acordáis de la explicación de como funcionaba el sistema de autoenfoque por detección de fase, había comentado que lo que utiliza es rayos de luz proveniente de puntos diametralmente opuestos de la lente, donde habitualmente intentan que sea lo más lejos del centro de la lente posible. Por este motivo muchas veces vemos que para la cámara X algunos puntos de autoenfoque solamente funcionan a f2,8, o f4… etc. Cuanto más cerremos la lente, más probable es que estemos tapando la zona de la lente que usa el sensor de autoenfoque para determinar lo enfocada o no que esté una lente.

Detección de fase en el sensor digital – Sistemas híbridos

Desde hace unos años hasta la actualidad estamos viendo dos “revoluciones” en términos de cámaras fotográficas. Por un lado las cámaras sin espejo parece que por fin están empezando a ganar mercado de forma decisiva sobre las tradicionales réflex, y por otro lado tenemos la revolución del vídeo con cámaras fotográficas.

Las cámaras sin espejo obviamente no pueden usar un sistema de autoenfoque por detección de fase como el mostrado en la sección anterior. Al mismo tiempo, cuando una cámara réflex está grabando vídeo, el espejo está levantado, por lo cual no llega luz al sensor de autoenfoque. Por estos motivos los fabricantes de cámaras han terminado montando los sistemas de autoenfoque por detección de fase en el propio sensor digital.

Con el aumento de los megapíxeles en las cámaras, para conseguir que los sensores de luz cada vez más pequeños recibiesen igual o mismo luz que el mismo sensor pero con menos megapíxeles de la generación anterior, los fabricantes de cámaras desde hace unos años han empezado a poner pequeñas microlentes encima de cada fotodiodo de los sensores.

Aprovechando esto los fabricantes de cámaras digitales consiguen crear en el propio sensor de forma relativamente sencilla un detector de autoenfoque por detección de fase. La siguiente figura presenta más o menos la estrategia “típica” (y va entre comillas por que aquí todavía no hay tanta información por internet como para el sistema tradicional, la única excepción que conozco hasta el momento la explico más adelante en una sección particular).

Sistema de Autoenfoque Híbrido

Como ya expliqué anteriormente, un sensor de detección de autoenfoque por detección de fase se basa en que el sensor reciba la luz de dos partes diametralmente opuestas de la lente. Para ello, justo detrás de la microlente que hay sobre el fotodiodo (habitualemente en un sensor con una matriz de Bayer se usan píxeles de color verde), se pone una máscara que tape la mitad de la luz que llegue al fotodiodo, y en el fotodiodo adjacente, se hace lo mismo, pero se tapa la mitad opuesta.

Para cada punto de autoenfoque los fabricantes usan más de dos píxeles para obtener mayor precisión. Cada píxel usado para esta tarea recibirá el 50% de la intensidad de la luz que sus píxeles vecinos. Básicamente verán peor. Los fabricantes de cámaras aseguran que la cantidad de píxeles para estos menesteres es ínfima comparada con el número total de píxeles del sensor. Por algoritmos de software los fabricantes son capaces de recuperar la información perdida hasta cierto punto y realmente nadie es capaz de notar la diferencia.

Este tipo de sistemas se denomina híbrido por que a parte de hacer detección de fase, el algoritmo de autoenfoque puesto del fabricante también puede usar en combinación detección de autoenfoque por contraste para refinar los resultados.

Canon Dual Pixel

Canon decidió ir por otro camino para implementar su sistema de autoenfoque por detección de fase en el sensor, que explican bastante bien en un artículo en su página web.

La idea es bastante sencilla, cuando decimos que un sensor tiene 20 Megapixeles (por decir una cifra), lo que tiene realmente son 20 millones de microlentes que por debajo tienen 20 millones de fotodiodos (simplificando mucho las cosas). Canon lo que hizo fue dejar esos 20 millones de microlentes, pero por debajo puso 40 millones de fotodiodos (realmente la cifra es inferior, dado en los bordes del sensor se usan los típicos fotodiodos de toda la vida, es decir, una microlente, un fotodiodo). Entonces por cada microlente tenemos dos fotodiodos (de ahí el nombre de Dual Pixel).

De esta forma cada “píxel” del sensor es capaz de medir la luz proveniente de cada lado de la lente y esta medida ser empleada por algoritmos de detección de autoenfoque por detección de fase. Una vez el usuario está listo para tomar la foto, lo que hace el software de la cámara es medir la luz en ambos fotodiodos y sumarla para crear la medida final para crear la hipotética imagen de 20 Megapíxeles.

La principal ventaja de este sistema es que no tenemos ningún píxel que pierda la mitad de luz como en el caso anterior.

La Sal de la Tierra

Con cierto retraso desde su fecha de estreno en Barcelona fui ayer a ver La Sal de la Tierra, una película biográfica del magnífico fotógrafo Sebastião Salgado.

Cartel de La sal de la Tierra

Tengo que reconocer que conocí el trabajo de Salgado por su último proyecto: Genesis, dónde el fotógrafo abandona un poco su faceta de fotografía social para meterse en el mundo de la fotografía del paisaje aunque sin abandonar del todo sus raíces fotográficas.

Ahora que vemos la vida de Salgado en la cima del éxito de vez en cuando es difícil ver los sacrificios que la gente tiene que hacer para llegar hasta allí. La película nos presenta a un Salgado que abandona lo que parece una cómoda vida como economista en Londres para dar vida a una pasión reciente (en aquella época), la fotografía.

Con la ayuda de su mujer, inseparable compañera que le ayuda a definir sus proyectos fotográficos, se embarca en meses y años de viajes a sitios en medio de conflictos y guerras, dejando atrás todo lo que es querido para él (y en épocas donde los medios de comunicación eran rudimentarios, por decir algo). Y a pesar de ese difícil viaje, vemos a un Salgado que siempre es fiel a sus ideas y principios durante toda su carrera. Tal vez estos ideales que Salgado transmite de forma ejemplar con sus fotografías han llevado a que este fotógrafo sea reconocido a nivel mundial.

Recomiendo a todo el mundo que se pase a ver esta película, aunque advierto que las imágenes que se muestran del fotógrafo antes de su último trabajo son duras, mostrando lo peor de la raza humana.

Categorías: Películas

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Cita

Con más megapíxeles, más responsabilidad. No solamente esos megapíxeles van a dar más detalles a tus fotografías, pero también van a mostrar en más detalle algunos de tus defectos en tu técnica.

Steve Simon durante The Created Image Vol. 2.

On Landscape

Casi de rebote, buscando información sobre una cámara en concreto, llegué hasta la revista británica On Landscape. Una revista de subscripción que publica una serie de artículos cada mes centrados en exclusiva en la fotografía de paisaje, algo realmente raro en revistas de fotografía. La idea de la revista viene de la mano de Tim Parker y del fotógrafo de paisaje más famoso de todo el Reino Unido, Joe Cornish.

Otoño en Selva de Irati

Otoño en Selva de Irati [Canon 5D Mark II con Canon 50mm f1.8 mark II. Toma sacada a IS0100, f16 y 1,6 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Desde que he pagado mi subscripción cada poco me voy bajando los PDFs de cada número de la revista (83 llevan ya), y poco a poco voy leyendo artículos cada vez más interesantes. Principalmente me estoy maravillando con la gran cantidad de fotógrafos europeos de paisaje que estoy descubriendo, probablemente culpa mía dado que la gran mayoría de fotógrafos que seguía eran estadounidenses o canadienses.

La verdad es que este toque europeo me esta resultando de lo más refrescante, no sé si es por que la mayor parte de las fotografías son de este lado del atlántico, de lugares a los que no estoy tan acostumbrado a ver, o tal vez que la escuela británica de fotografía tiene un toque mucho más intimista que la variante americana.

Sea como fuese, mi cartera ya está más ligera con el pago de una subscripción anual a esta revista. El precio merece la pena para ver el trabajo de grandes fotógrafos, localizaciones europeas y de vez en cuando artículos técnicos o curiosos como la forma de predecir el tiempo mirando nubes o por qué las hojas cambian de color en otoño.

Después de un buen amanecer en la región de Connemara y dar una vuelta por la zona para tomar nota para una futura visita empezamos a poner camino a la segunda localización que más ganas le teníamos después de la Calzada de los Gigantes, los acantilados de Moher.

Pero antes de llegar a la región de Clare en Irlanda, dónde se encuentran los acantilados, teníamos que hacer una última parada en la región de Galway, el castillo de Dunguaire. Nuestra visita fue breve, con una marea baja la verdad es que las posibilidades fotográficas de este bello castillo del siglo XVI se reducían.

El Castillo de Dunguaire

Castillo de Dunguaire [Canon 5D Mark II con Canon 70-200mm f4L IS. Toma sacada a IS0100, f13 y 1/30 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Ya habiendo comido por el camino, llegamos a nuestra base de operaciones para los dos próximos días, el pequeño pueblo de Lisdoonvarna, a 10 minutos en coche de los Cliffs de Moher. Como teníamos claro dónde íbamos hacer la puesta de sol, dedicamos parte de la tarde a ver si había alguna posibilidad de amanecer. Ya estábamos en una parte de la isla donde su costa no se prestaba mucho para salidas de sol, pero nosotros siempre lo intentamos igual. Encontramos una pequeña zona que no nos convencía mucho pero de lo que veíamos no había mucho más donde escoger.

Después de cenar llegamos al plato fuerte, nuestro primer contacto con los famosos acantilados de Moher (Cliffs of Moher), en irlandés denominados como Aillte an Mhothair, que literamente, según la Wikipedia, significa acantilados de la ruina. Son una impresionante pared vertical de hasta 214 metros de altura en su punto más alto. El nombre del Moher viene de una antigua fortaleza que se hizo sobre dichos acantilados (y yo que me estaba esperando alguna leyenda estilo la Calzada de los Gigantes…).

Nuestro primer día en la zona no dio para mucho, la puesta de sol fue sosa, por no decir inexistente. Había unas nubes densas en el horizonte, casi sin detalle, que nos dijeron que era de marcharse a casa cuando se convirtieron en intensa lluvia.

Cliffs of Moher

Cliffs of Moher [Canon 5D Mark II con Canon 70-200mm f4L IS. Toma sacada a IS0100, f11 y 1,6 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Al día siguiente de vuelta a nuestra rutina habitual, levantarnos temprano para hacer el amanecer. Bueno, más que hacer, intentarlo, al llegar al sitio no se veía nada en el horizonte y la lluvia intensa volvió hacer acto de presencia. Tocaba volver al hotel a dormir unas cuantas horas más. La vida del fotógrafo de naturaleza de vez en cuando es super estresante.

Después de un buen desayuno en el hotel donde estábamos durmiendo, nos disponemos a explorar un poco más la costa de la región de Clare (bueno, creo que este fue el día que antes hicimos una parada para comprar mermeladas caseras de la zona). Nuestra pequeña ruta nos llevó hasta el faro Loop Head, tal vez un pelín lejos de más.

Acantilados en Loop Head

Acantilados en Loop Head [Canon 5D Mark II con Canon 70-200mm f4L IS. Toma sacada a IS0100, f11 y 25 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Como la zona estaba nublada con una luz suave, nos dedicamos a fotografiar un poco los acantilados al lado del faro. No eran tan impresionantes como los de Moher, pero daban su juego. Y en este momento es cuando miro el reloj y me doy cuenta de que la habíamos liado de nuevo. Volvíamos a tener el tiempo justo para buscar un sitio donde cenar y regresar hasta los acantilados de Moher para hacer la puesta de sol.

Puesta de sol en Cliffs of Moher

Puesta de Sol en Cliffs of Moher [Canon 5D Mark II con Canon 17-40mm f4L. Toma sacada a IS0100, f13 y 1,6 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Cenando lo más rápido que pudimos, salimos corriendo hasta el aparcamiento de los Acantilados de Moher. La luz empezaba a prometer bastante y queríamos ver donde era el mejor sitio para hacer la foto. Camino hacia donde pensaba que era la mejor posición, un campesino de la zona se acerca hasta a mí y me empieza a comentar que él sabe donde es el mejor sitio para hacer la foto. Mientras caminamos hasta un mirador para indicarme bien donde es el lugar me enseña unas fotocopias de una revista donde hicieron una sesión fotográfica con una modelo en unas de sus fincas, curiosamente la revista es española.

Hora azul en Cliffs of Moher

Hora azul en Cliffs of Moher [Canon 5D Mark II con Canon 50mm f1.8 mark II. Toma sacada a IS0100, f11 y 1,6 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Después de darle las gracias por las indicaciones les digo a mis dos compañeros de viaje que yo empiezo a caminar hacia el sitio. Tenía pinta de que me llevaría unos 20 minutos largos llegar hasta allí y el sol estaba cada vez más bajo. Tuve una breve oportunidad de pillar los últimos rayos de sol antes de que este se escondiese de forma definitiva debajo de unas nubes. Esperamos un buen rato, y hasta que comenzó la hora azul, seguimos confiando de que algún rayo de luz se colase entre las nubes y iluminase de naranja los acantilados, pero no hubo suerte.

Definitivamente no conseguimos lo que buscábamos en la zona de Clare, pero tampoco nos marchamos con las manos vacías. Al día siguiente, después de un infructuoso intento de volver a fotografiar un amanecer en la zona, pusimos camino a la región de Kerry, donde pasaríamos el resto del viaje.

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