castillo

Si mi último viaje fotográfico me había llevado prácticamente al otro hemisferio y a otro continente, este prácticamente se puede decir que me ha llevado aquí al lado. Buscando una alternativa un pelín más económica para este año, un par de amigos y yo terminamos en Irlanda, la isla esmeralda. Conscientes de que nos podíamos encontrar con unos 10 días de viaje fotográfico bajo una lluvia intensa, nos encontramos con el regalo de la naturaleza de un amanecer ó anochecer fantástico todos los días del viaje. Supongo que la mala suerte del viaje vino de los dos golpes que le dimos (bueno, vale, le dí), al coche de alquiler, menos mal que nos forzaron a pillar seguro a todo riesgo (si no lo pillas, la franquicia no baja de los 1500€, demasiado para nuestro gusto).

Anochecer en la Calzada de los Gigantes

Anochecer en la Calzada de los Gigantes [Canon 5D Mark II con Canon 24m TS-E Mark II. Toma sacada a IS0100, f11 y 1,3 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Bien, que me desvío del tema principal, la fotografía. Nuestro primer día en Irlanda parecía que no empezaba con buen pie. Después de salir con una hora de retraso de Barcelona, más retrasos a la hora de recoger el coche del alquiler, y empezar a conducir bajo una lluvia intensa, las cosas no pintaban bien, pero el ánimo no bajaba.

Nuestro primer destino era Irlanda del Norte, y más concretamente la maravillosa costa de la zona de Antrim, más conocida como “Costa de la Calzada / Causeway Coast”. Nuestro objetivo principal era fotografiar “La Calzada de los Gigantes,” el punto paisajístico más característico de la zona y que la da nombre a dicha costa.

Reflejos en la Calzada de los Gigantes

Reflejos en la Calzada de los Gigantes [Canon 5D Mark II con Canon 24mm TS-E Mark II. Panorámica compuesta de 3 fotos sacadas a IS0100, f11 y 1,6 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

La Calzada de los Gigantes es una maravilla geológica compuesta por unas 40.000 columnas de basalto. Estudios geológicos dicen que esta caprichosa formación de columnas hexagonales (en su gran mayoría) fue formada como hace unos 60 millones de años. Dicha zona tenía gran actividad volcánica y la lava salía de la tierra con una gran cantidad de basalto líquido en ella. Según dicho basalto fue enfriando se fueron formando dichas columnas. Según lo rápido o lento que se enfriase, las columnas serían de diferentes alturas.

Tal vez más interesante que la historia geológica es la historia mitológica irlandesa. Según la leyenda, el gigante irlandés Finn McCool retó al gigante escocés Benandonner. Para poder facilitar la pelea entre ambos, Finn construyó una calzada que iba desde Irlanda hasta la isla escocesa de Staffa. Una vez finalizada dicha calzada, Benandonner decidió aceptar el reto y empezó a cruzar la calzada hasta Irlanda. Cuando Finn empezó a divisar la figura de Benandonner sobre el horizonte se dio cuenta que había retado a un rival mucho más grande que él. En ese momento decidió escapar corriendo a su casa y preguntar a su mujer, Oonagh, que hacer. Oonagh rápidamente escondió a Finn en una cuna gigante y lo disfrazó como un bebé. Cuando Benandonner llegó a casa de Finn, Oonagh le dijo que Finn vendría en un rato, pero al ver el tamaño del “supuesto hijo de Finn”, Benandonner empezó a imaginar el tamaño que tendría Finn y decidió escapar corriendo, destrozando, en su camino de vuelta a Escocia, la calzada. En la isla escocesa de Staffa, en la cueva de Figal, se pueden observar columnas de basalto como las de la Calzada de los Gigantes, lo cual se cree que ayudó a crear la leyenda.

Cascada de Glenoe

Cascada de Glenoe [Canon 5D Mark II con Canon 70-200f4L IS. Toma sacada a IS0100, f11 y 0,8 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Dejándonos de leyendas a parte y empezando una constante de llegar tal vez demasiado justo de tiempos a todos los lados en este viaje, alcanzamos nuestro primer destino, el pequeño hotel/albergue dónde íbamos a dormir los próximos 3 días. Después de dejar las maletas en el hotel, montar mi trípode (no entra entero en la maleta) y preguntar al dueño del hotel restaurantes cerca de la zona, nos vamos corriendo a cenar.

La ventaja era que la puesta de sol estaba para las 22:00 de la noche, así que a pesar de ser las 20:00 aún teníamos margen de tiempo (la desventaja es que al día siguiente amanecía a las 5:00… pero me estoy anticipando). Después de cenar, nos vamos hasta la entrada de la Calzada de los Gigantes.

Dunluce Castle

Dunluce Castle [Canon 5D Mark II con Canon 17-40Lf4. Toma sacada a IS0100 y f8 (HDR de 7 fotos). Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Era la primera vez que íbamos a esa zona, así que aparcamos el coche al lado de entrada del centro de interpretación dado que parecía que a partir de ahí esta prohibido circular con vehículos motorizados. Hay que caminar unos 15 minutos hasta llegar a la Calzada desde donde dejas el coche (más problema es a la vuelta, que básicamente es cuesta arriba). Y una vez allí, la verdad es que el paisaje es completamente distinto a cualquier cosa que viese en ningún otro lado. Resulta extraño pensar que esas formas hexagonales sea un capricho de la naturaleza.

La lluvia se había marchado, el principal recuerdo de ella eran las resbaladizas rocas de basalto que nos hacían movernos con precaución, y las rápidas nubes que pasaban sobre nuestra cabeza. Pero por dónde se ponía el sol el cielo estaba roto y nos regaló colores tanto en las rocas como en las nubes, y una larga hora de entretenimiento fotográfico.

Baja la marea en la Calzada de los Gigantes

Baja la marea en la Calzada de los Gigantes [Canon 5D Mark II con Canon 17-40Lf4. Toma sacada a IS0100, f11 y 0,8 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

A la mañana siguiente, como habíamos llegado tan justos de tiempo, no teníamos buscado ninguna localización para amanecer, así que decidimos volver a ir a la Calzada de los Gigantes. El fuerte viento y la lluvia nada más llegar hasta allí nos hicieron pensar que la mejor opción era volver al hotel y dormir unas cuantas horas más.

Después de dar bastante vueltas buscando un sitio donde desayunar, empezamos de nuevo nuestra exploración de lugares que fotografiar. Nuestra primera parada The Dark Hedges, una serie de impresionantes árboles plantados alrededor de una carretera que dan lugar a una composición bastante chula (aunque tal vez de posibilidades limitadas, sobretodo si queremos ser originales). El único problema fue no pensar que era domingo, nunca se nos pasó por la cabeza que habría tanta gente.

Anochece en la Calzada de los Gigantes

Anochece en la Calzada de los Gigantes [Canon 5D Mark II con Canon 17-40Lf4. Toma sacada a IS0100, f11 y 2,5 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Tras mucho esperar a ver si la gente se marchaba a comer, el cielo empezó abrir y ya decidimos irnos a otra localización y si tal por la tarde volver a intentarlo. Nos tocaba un poco de carretera para llegar hasta la cascada de Glenoe. Mientras en The Dark Hedges ni la gente ni la luz nos acompañaron, en Glenoe después de esperar un poco los niños que estaban jugando en el agua se fueran, el sol decidió esconderse detrás de una nube, dejando una luz suave ideal para fotografiar dicho entorno, a pesar de que eran las dos de la tarde.

Contentos con nuestra primera buena foto del día nos fuimos a comer. La idea después de comer era visitar la destilería de Bushmills (¡no todo va a ser fotografía!). Pero en ese momento decidí tener el primer choque del viaje, rasqué otro coche mientras dejaba pasar a otro en un cruce (eso de que el coche crezca hacia la izquierda en vez de hacia la derecha, respecto a la posición del conductor). Una hora larga nos llevó resolver con la chica a la que le rasqué el coche y los de mi compañía de alquiler los papeles del seguro, para cuando llegamos a la destilería ya estaba cerrada.

Amanece en el puerto

Amanecer en el puerto [Canon 5D Mark II con Canon 70-200f4L IS. Panorámica de 11 fotos sacadas a IS0100, f11 y 5 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Pasamos a la siguiente tarea del día, buscar un lugar para fotografiar el amanecer la mañana siguiente. Nos acercamos a una playa cerca de Ballintoy que no nos convenció mucho. Fuimos hasta Ballintoy Harbour buscando Elephant Rock, pero al llegar hasta ella, después de andar una media hora desde donde dejamos el coche, vimos que los ángulos del sol al amanecer no eran nada buenos. El propio puerto de Ballintoy no tenía mal ángulo pero no nos convencía mucho (después averiguaríamos que dicha localización fue usada para grabar la serie de televisión Juego de Tronos). Y sin todavía tener claro donde hacer el amanecer el día siguiente nos fuimos a cenar.

El plan para las horas entre la cena (a las 19:00 de la tarde) y la puesta de sol (las 22:00) ya las teníamos claras desde que comenzamos el día. Primero iríamos a cenar a un pub que vimos al lado de la entrada de la Calzada de los Gigantes, que resultó no ser mala opción. Después nos escaparíamos corriendo a fotografiar Dunluce Castle, para regresar corriendo la última hora antes de la puesta de sol a la Calzada de los Gigantes, que el anochecer parecía que iba a ser mucho mejor que el anterior y nos permitiría continuar disfrutando de tan magnífico paisaje.

Amanecer en Ballintoy Harbour

Amanecer en Ballintoy Harbour [Canon 5D Mark II con Canon 17-40Lf4. Toma sacada a IS0100, f11 y 6 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

El castillo de Dunluce es bastante impresionante. Siempre que veo una construcción así me imagino lo complicado que debió ser en la época construirlo ¡Aún debe ser complicado hoy mismo! El castillo se alza sobre un acantilado, ¡y cómo no!, también tiene su propia leyenda. Se dice que en el años 1639 durante un gran banquete en una tormentosa noche de invierno, la cocina del castillo, llena de sirvientes preparando la cena, se desplomaron sobre el mar, muriendo todos los sirvientes menos un joven pinche de cocina, que casualmente se encontraba en ese momento en la única esquina que no se vino abajo. Se dice que en las noches de tormenta, se pueden escuchar los gritos de los sirvientes mientras caen al mar en su fatal destino. Parece ser que este accidente fue una de las principales causas por las que sus dueños decidieron no seguir viviendo en dicho castillo.

Mientras estábamos fotografiando el castillo de Dunluce nos encontramos con otro fotógrafo. Como suele pasar en estas ocasiones empiezas hablar: ¡Qué bien/mal está la luz! ¡Esta zona me gusta mucha para fotografiar! ¿De dónde sois? ¡Mi cámara es más grande que la… bueno, mejor dicho, ¡Ahh, tu usas tal cámara! no yo uso esta… etc. Lo bueno de dicha conversación es que averiguamos que a partir de las 21:00 se podía bajar en coche hasta la misma zona de la calzada, lo cual nos daba unos 20 minutos más para fotografiar tranquilamente el castillo.

Colores en Ballintoy Harbour

Colores en Ballintoy Harbour [Canon 5D Mark II con Canon 17-40Lf4. Toma sacada a IS0100, f11 y 6,0 seg. Trípode y disparador remoto utilizado]. © David García Pérez 2014.

Pues lo dicho, acto seguido, para el coche y a conducir los 10 minutos que nos llevarían hasta la calzada. De esta vuelta parecía que había una kdd fotográfica. Debíamos ser como unos 7 fotógrafos por la zona. Otra hora de buena luz, aunque creo que la del día anterior había sido mejor, y de vuelta a dormir en el hotel.

Al final, a pesar de no estar muy convencidos, pensamos que ir hasta la zona de Elephant Rock para hacer el amanecer iba a ser la mejor opción para el día siguiente. Según nos íbamos acercando con el coche, empezamos a observar que hacia el otro lado, en Ballintoy Harbour las luces del amanecer parecían prometer bastante. Cambiamos de idea y caminamos hacía allí. Tuvimos una hora de unos colores espectaculares. Probablemente el mejor amanecer que observamos en todo el viaje.

Más que contentos con el trabajo realizado, regresamos al hotel donde dormiríamos unas cuantas horas para después hacer las maletas y poner camino hacia la zona oeste de la isla. Pero eso ya es una historia para otra entrada en el blog.

Al tercer día llegó el momento de empezar a testear la disciplina que usaría a partir de ahora casi todos los días del viaje, acostarme sobre las 0:00 y levantarme a las 3:00, iba a fotografiar mi primer amanecer en la zona del pequeño faro que había visto el día anterior.

El faro está al lado de un pueblo que se llama Rhue, nombre que como los de la mayoría de la zona proviene del gaélico, el nombre completo en gaélico es “RudhaCadail” que significa “la punta de la gente durmiente.” La leyenda dice que le fue dado ese nombre debido a que los marineros que naufragaban en la zona aparecían al día siguiente durmiendo en las rocas donde se encuentra el pequeño faro sin ningún daño aparente.

Las rocas de la gente durmiente

Las rocas de la gente durmiente. [Canon 5D Mark II con Canon 24mm TS-E Mark II y polarizador Heliopan. Toma sacada a f11 con un tiempo de exposición de 2,5 segundos a ISO100 (3 fotografías tomadas con la misma lente, desplanzando la lente verticalmente usando su función de shift ó descentrado). En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

La cosa no parecía que iba a tomar mucho color, por un lado por donde salía el sol había unas nubes bastantes densas, por otro, del lado que yo quería fotografiar no había ni una sola nube. Saqué la cámara probando diversos encuadres, jugando con el pequeño faro, o con las islas Hébridas que podía ver en esa zona de mar, denominada The Minch.

Pequeño faro de Rhue

El pequeño faro de Rhue. [Canon 5D Mark II con Canon 70-200f4L IS. Toma sacada a f13 con un tiempo de exposición de 0,8 segundos a ISO100 (14 fotografías unidas después por software para conformar una toma panorámica). En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

Entre las 5:00–6:00 regresé al hotel, hora de volver a dormir unas 3 horas más. Mi intención era levantarme antes de que terminase el turno de desayuno que tenía incluido en el precio del hotel. Levantar me levanté, cogí el cartelito de “no molestar”, lo colgué de la puerta, y continué durmiendo. A las 11:00 me desperté, ducha, y sobre las 12:00 a buscar un sitio donde comer y desayunar a la vez, un brunch de esos que le llaman.

Poco después era momento de ponerse a conducir de nuevo… tenía varias opciones pero al final me decidí ir hasta la península de Stoer. De camino paré en el Castillo de Ardvreck, las condiciones de luz con un sol fuerte de media tarde no eran idóneas para hacer fotografía, pero al menos si daban para un rato de turismo al viejo estilo.

Picar algo por el camino y cuando llegué a la península de Stoer llegaba la hora de empezar a explorar con calma cada una de las carreteritas que tenía.

Una primera parada en el Stoer Head Lighthouse, donde cometí el error de no saber en ese momento que si seguía un pequeño camino me llevaría hasta el impresionante, según parece, Old Man of Stoer. Más carreteras, mirando el móvil para ver por donde se pondría el sol y la mejor opción de pillar algo de color en las rocas me llevaron al final a decidirme a quedarme por unos acantilados cerca del pueblo de Culkein.

Anochece en Culkein

Anochece en Culkein. [Canon 5D Mark II con Canon 24mm TS-E Mark II y polarizador Heliopan. Toma sacada a f13 con un tiempo de exposición de 0,4 segundos a ISO100 (3 fotografías tomadas con la misma lente, desplanzando la lente verticalmente usando su función de shift ó descentrado). En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

No estaba muy seguro si podía llegar hasta esa zona por donde me metí, tenía que cruzar lo que parecía una finca vallada de alguien donde había dejado un montón de material de ganadería al aire libre. Como tampoco había mucha gente por allí tiré para adelante (más adelante averiguaría que aunque hubiese alguien no habría problema, pero eso es otra historia). Aun quedaba un hora larga hasta que se pusiese el sol, así que aproveché para cenar, configurar mi cámara pequeña para su tercer timelapse (estos aún tengo que ver si merece la pena como quedaron) y mirar cada una de las esquinas para los mejores ángulos.

Después de la puesta de sol no tenía la sensación de haber conseguido una foto interesante, y aprovechando que había notado como entre la puesta de sol, el comienzo de la hora azul y la fin de la misma pasa un buen rato, decidí que intentar pillar el faro que había visto antes en la hora azul podría dar resultado.

Stoer Head Lighthouse

Stoer Head Lighthouse. [Canon 5D Mark II con Canon 70-200f4L IS. Toma sacada a f13 con un tiempo de exposición de 15 segundos a ISO100 (8 fotografías unidas después por software para conformar una toma panorámica). En la toma de la foto fue empleado disparador remoto y trípode].

40 minutos después ahí estaba yo al borde de otro acantilado, al lado del faro, y teniendo que hacer un paseo más de lo necesario al coche por qué fui tan listo que me olvidé en el la mitad de lo que me hacía falta (otros 10 minutos perdidos). Pero como podéis observar el resultado final creo que ha merecido la pena. Me quedaba una hora y media larga de conducción después de esa foto, y con varias horas de conducción para llegar hasta la Isla de Skye al día siguiente, ya sabía que no me iba a levantar esa noche para pillar otro amanecer.

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